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La copia procede de la otrora famosa marca Pathé-Baby, que tanto hizo por el cine cuando éste aún se hallaba en pañales. Muchas veces estas películas eran reducciones y llegaban con el olvidado formato de 9 1/2 mm. En esta ocasión, el filme parece completo. La hstoria ya la habéis leído en la sinopsis: una apuesta entre un rico y un pobre que difícilmente podrá ganar este último, porque hay que tener mucha imaginación para poder gastarse 600.000 francos al mes. El cuadro social daría para muchas más consideraciones, pero en este caso se trataba de ofrecer una trama divertida y esto es algo que se consigue desde la primera imagen.
A tenor del enunciado de la sinopsis y viendo cómo se desarrolla la trama de la película, quizá llegaríamos a la triste moraleja de que los pobres no tenemos la suficiente imaginación para gastarnos una cantidad semejante, pero como el filme discurre más por el camino de la diversión, sin meterse en berenjenales socio-políticos, tampoco cabe profundizar más.
Magnífica la visión de costumbres de la familia del pobre, que nos ofrece momentos tan cómicos como el de su primera comilona en un restaurante. Nikolas Koline, uno de los directores, se encarga también del papel protagonista y de una forma espléndida. Charles Vanel, en su representación del millonario, queda en un discreto segundo término, siempre sobrio y elegante. Un rescate importante, repetimos, que nos deleita con el típico esperpento francés, aquí bañado de cierto toque corrosivo. Lo mejor, esa familia humilde y sus problemas para gastar la suma prometida.
Eddie Constanti