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Prototipo de comedia de enredo, en la que la esposa pretende dar una lección al marido y éste no quiere dar su brazo a torcer. Al final, como está establecido, ambos tendrán que ceder un poco, para que el orgullo de hombre y mujer no quede en entredicho. Aquí volvemos a encontrar a la eficaz pareja Marie Prevost-Harrison Ford (no el "Indiana", por supuesto), que ya probaron suerte en la anterior "Up in Mabel's Room", que también traemos en este ciclo. Es un dúo que funciona porque ella es pizpireta pero sabe añadir humor a sus curvas y él es uno de los galanes cómicos más sobrios que conociera el mundo del silente.
A los dos mencionados se añade la figura siempre equívoca de Franklin Pangborn, ese personaje que habréis visto en muchas películas de los treinta, en el papel de mayordomo o de alguien muy "finolis", por decirlo de algún modo, afectado y con ademanes ambiguos, que en esta producción se viste de modisto de alcurnia en un París recreado para la ocasión (de hecho, los exteriores son tan pocos que no recordamos ninguno).
E. Mason Hopper, un director/actor del que no podemos destacar nada en concreto, dirige la función apoyándolo todo en ese terceto ya descrito, con ayuda del "amigo George", que actúa como acertada "mosca cojonera". Hay gags más acertados que otros y en el tramo final la película se dilata en demasía, como si el guión ya no diese para más y se hubiese "estirado" para rellenar esos cortos cincuenta y siete minutos que dura el metraje. Como resumen: buen planteamiento, desarrollo funcional y unos actores que salvan la velada.
(Eddie Constanti)