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Constance, la mediana de las tres hermanas, entró en el cine de la mejor manera que podía hacerlo: de la mano de Griffith en "Intolerancia". Había sido modelo e interpretó algún corto antes de este acontecimiento, ya que su familia necesitaba de la ayuda de cada componente, tras la fuga del padre. A partir del triunfo de sus primeras películas, su posición económica fue hacia arriba e incluso pudo crear su propia productora. En el aspecto personal, tuvo una existencia muy movida: se casó cuatro veces, con cortos intervalos entre cada boda y sus romances estaban en boca del mundillo de Hollywood. Como le sucedió a su hermana Norma, su estrella se apagó con la llegada del sonoro, ya que tenía un acento de Brooklyn muy pronunciado. Y también como a su hermana, en sus últimos años abusó del alcohol y otras sustancias. Murió en 1973.
"Un par de medias de seda" pertenece a la época en que Norma y Constance triunfaban en el Hollywood silente. Como compañero de reparto, Constance tuvo a Harrison Ford (ningún parentesco con "Indiana"), con quien coincidiría en otros filmes que presentaremos aquí. Ella, pizpireta y nerviosa, él, impertérrito y casi un calco de Buster Keaton, formaban un dúo que encajaba a la perfección en este tipo de comedias. La palabra comedia es la clave, puesto que pocas actrices de esos tiempos podían igualar a la Talmadge --a excepción de Marion Davies, por supuesto--, en este campo. Veremos en ésta y en sucesivas películas cómo se desenvolvía Constance entre argumentos de salón, ligeramente subidos de tono, con una bis cómica que, nos parece, no siempre fue bien aprovechada. En "Intolerancia" ya nos demostraba de qué era capaz, con una interpretación que es un portento de frescura.
El argumento se mueve entre una pareja de casados que, un tanto por aburrimiento y rutina, se divorcian. Sus vidas se moverán por distintos caminos para desembocar en el mismo escenario y lugar, dado que, en el fondo, se siguen amando. Como podéis comprobar, asunto nada original, pero el director, Walter Edwards lo sabe llevar con buen sentido del ritmo e incluso añade su porción de intriga, al incluir un muerto en la trama. Los secundarios también brillan con luz propia, sobre todo esa duquesa venida a menos, muy proclive a desmayarse.
La película proviene de KG y es una auténtica novedad, ya que se restauró muy recientemente.