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Nasty Women
No se puede negar que los incidentes de esta historia son posibles, pero se necesita una imaginación muy viva para ver esta imagen de un padre que se lleva a su hija, de doce años, lejos de su madre y disfrazada de niño, permitiéndole conseguir un trabajo con él en un rancho en el oeste, y considerar la imagen como un retrato de la vida. El capataz del rancho toma gran simpatía por la chica, incluso antes de saber su sexo. La madre sigue a su esposo e hija hacia el oeste. Hay la posibilidad de un encuentro dramático y de una reconciliación. La chica, y también la madre, son protagonistas nuevas en las producciones de la Bison. Dan la promesa de un trabajo interesante. Probablemente tendremos el placer de verlas en películas más significativas que ésta.
(The Moving Picture World, 16 de diciembre de 1911)
Es inevitable, en 2023, plantearse la cuestión de este apego: ¿qué lo motiva? ¿Se trata de un amor incondicional e inmediato entre un hombre y alguien que cree que es un hombre? Aun así, sería bastante precipitado querer hacer de la película, como parece ser (en la recopilación Cinema’s First Nasty Women), un alegato a favor del nuevo orden de género más de un siglo adelantado a su tiempo. Y no puedo seguir a la historiadora Laura Horak cuando propone hacer de esta película un antepasado de Brokeback Mountain...