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Abajo las armas!


General

Titulo original: Ned Med Vaabnene!
Nacionalidad: Dinamarca
Año de producción: 1914
Género: Bélica

Otras personas

Director: Forest Holger-Madsen
Escritor: Carl Theodor Dreyer; Bertha von Suttner
Productor/Estudio: Nordisk Films Kompagni
Compositor: No tiene
Fotografia: Marius Clausen

Funcionalidades

Duración: 68
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: Web
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 2,0 Gb

Reparto

  • Philip Bech
  • Oluf Billesborg
  • Augusta Blad
  • Alf Blutecher
  • Ellen Ferslev
  • Johanne Fritz-Petersen
  • Olaf Fønss
  • Frederik Jacobsen
  • Dagmar Kofoed
  • Carl Lauritzen
  • Axel Mattson
  • Ingeborg Olsen

Sinopsis

"¡Abajo las armas!" narra la historia de Martha Althaus (Augusta Blad), una viuda de guerra, quien ve con temor la marcha de su segundo marido, F. von Tilling, a un nuevo conflicto armado, aun siendo él un fervoroso defensor de la paz. Un armisticio parece dar esperanzas a Martha al ver regresar a su marido, pero la falta de acuerdo entre las naciones beligerantes lleva a una continuación de la guerra.

Comentarios

Una de las figuras más internacionales del cine danés fue el director Holger-Madsen, que alcanzó gran fama con sus melodramas y sus películas pacifistas, con la inmediatez de la Primera Guerra Mundial como contexto. En Himmelskibet (1918), ya analizada aquí, construía una parábola algo ingenua, con la excusa de un viaje a Marte, para promover la paz mundial al final del conflicto. Años antes, coincidiendo con el inicio de las hostilidades, y con ayuda de Carl Th. Dreyer en el guión, dirigía la adaptación de una obra pacifista, escrita en 1889 por la baronesa Bertha Von Suttner, y que contribuyó a que a esta dama se le otorgara el premio Nobel de la Paz en 1905. La baronesa sale haciendo de sí misma, ante unas hojas, en los primeros fotogramas. Fue una imagen que le sirvió de testamento, pues murió poco antes del estreno de la película. El pacifismo de la obra perjudicó su distribución en las salas de los países que querían incitar a la participación patriótica. En otros lugares, como en Estados Unidos, fue utilizada para defender la inicial voluntad del país de no participar en el conflicto, una postura que no duraría mucho y que pronto propiciaría otro tipo de películas, germanófobas y de clara incitación al alistamiento patriótico en el ejército.
¡Abajo las armas! (1914) narra la historia de Martha Althaus (Augusta Blad), una viuda de guerra, quien ve con temor la marcha de su segundo marido, F. von Tilling, a un nuevo conflicto armado, aun siendo él un fervoroso defensor de la paz. Un armisticio parece dar esperanzas a Martha al ver regresar a su marido, pero la falta de acuerdo entre las naciones beligerantes lleva a una continuación de la guerra. Allí F. von Tilling es herido y vuelve de nuevo a casa, donde una epidemia de cólera acaba con la vida de Martha y de su padre, quien, en su lecho de muerte, grita totalmente convencido "Ned med Vaabnene!" (¡Abajo las armas!), viendo las desgracias directas e indirectas que ha traído la guerra.
El núcleo principal de la película lo constituye el debate del segundo marido (interpretado por Olaf Fønss, a quien ya vimos en Atlantis) entre sus convicciones pacifistas y su fervor patriótico, por lo que la obra pasa casi de puntillas por la historia del primer marido y de su muerte. Apenas un encuentro, una estampa familiar con el niño de ambos jugando a ser soldado, un telegrama frío sobre su muerte, un entierro multitudinario y los pasos previos del conocimiento del segundo marido. Muchas de las noticias importantes de este melodrama, a lo largo de sus casi 50 minutos de duración, se resuelven con un telegrama como rótulo, lo que restaría un poco de eficacia narrativa a la película si no fuera porque estos telegramas se combinan con un conjunto de imágenes de gran impacto y un uso expresivo de la cámara.
El encuentro decisivo de Martha con su segundo esposo, por ejemplo, se presenta como una conversación entre ellos en una mesa: ella a la izquierda del plano y él a la derecha; entonces la cámara se va retirando para abrir el plano hasta que además de la mesa con la pareja aparece en la parte superior el piso de arriba, a donde ha subido la cuidadora del niño para decir a éste que salga a saludar desde la escalera a su padrastro. Una vez que el niño da su conformidad, y el espectador ha podido ser testigo de la reacción de todos los personajes en un único plano, éste vuelve a cerrarse con otro zoom de nuevo sobre la pareja y acaba así una secuencia perfecta. En otros casos el movimiento de la cámara no es tan exagerado, pero sirve igualmente para construir planos acercando a unos personajes a otros o situándoles en diversos espacios, como en el momento en que Martha comprende que su segundo marido va a ir a la guerra. Ella sale de la casa a reflexionar en el jardín, vuelve a ella acompañada de su marido, que la ha seguido, y con él la cámara, y finalmente se ve rodeada de familiares y amigos, que tratan de tranquilizarla.
La cámara va con los personajes, pero muchas veces éstos se dirigen a ella. Cada cierto tiempo algún jinete al galope a punto de dar una noticia o un carruaje llegando se dirigen desde el fondo del plano hasta casi topar con el espectador. Una evidencia de que algo va a ocurrir, casi siempre la llegada de un telegrama. Ya hemos dicho que generalmente la forma de presentar los telegramas es simplemente ponerlo en pantalla y luego reflejar la reacción de quien lo lee. Pero hay una importante excepción. El telegrama en que el oficial explica a su esposa que ha sido herido es recreado por ella en una suerte de ensoñación, plasmada en pantalla con un trucaje, una transparencia con ella sentada en un sillón y en un espacio abierto en un lado del plano con las imágenes de su marido luchando con sus agresores.
Aquí es donde nos fijamos en el tratamiento visual de la guerra en la película. Mucho humo de cañón, en el que se adivinan acciones y desconcierto, muchos soldados anónimos cayendo abatidos en su intento infructuoso de alcanzar la colina del enemigo. Pero el espíritu pacifista de la película le hace fijarse tanto en este tipo de escenas como en las relativas a las consecuencias de la guerra. El anonimato de los soldados abatidos también es el de los muchos militares, pero también civiles, heridos y cansados en vagones de tren o en enfermerías, o incluso el de un caballo muerto. Dos de los grandes momentos pictóricos de la película son reflejo de ese desencanto, de ese día después de la guerra. Los planos de los soldados en la parte superior de los vagones de un tren vistos desde muy cerca y desde arriba en un travélling que aprovecha el recorrido del tren, es de un gran impacto. Aún más el de la enfermería abarrotada con heridos y monjas enfermeras, todos en actitud de espera cansada, como si de la imagen de un refugio antibombardeos se tratara. Apenas es fácil en uno u otro momento destacar una cara en particular, pues son collages de la derrota colectiva; ningún héroe.
También hay un claro tratamiento pictórico en los momentos finales de la película, correspondientes a la agonía de Martha y, más tarde, de su padre. En la de Martha, su padre se queda llorando al pie de su lecho, mientras otros personajes cercanos acaban de completar de pie la emoción de la escena. Su composición obedece a los parámetros académicos en la construcción de este tipo de temas. Los últimos instantes del padre de Martha también responden a esta concepción. Tal como puede verse en el fotograma correspondiente, los personajes que asisten a la agonía del militar dirigen todos su mirada hacia el moribundo, dibujando un triángulo invertido cuya punta es precisamente su rostro, que adquiere toda la centralidad, antes de soltar el grito de paz que da título a la película.

Antonio Belmonte
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El filme “Ned Med Vaabnene!” ( ¡Abajo Las Armas! ) (1915) es un buen ejemplo de la excelencia alcanzada por los filmes silentes nórdicos durante la primera década del siglo pasado, destacando especialmente la productora danesa “Nordisk” la cuala tenía una gran reputación más allá de las fronteras de Dinamarca, una temprana supremacía artística ésta que desafortunadamente cambió drásticamente al final de la primera guerra mundial debido a motivos políticos y ciertas estrategias empresariales silentes.
Uno de los más prestigiosos directores pioneros daneses y uno de los que ayudaron a incrementar el prestigio de “Nordisk”, fue Herr Holger-Madsen, el cualo en “Ned Med Vaabnene!” da una impresionante lección cinematográfica repleta ésta de innovadoras técnicas para tan tempranos tiempos y que todavía hoy en día sigue sorprendiendo al público modernista por su maestría.
El filme es una obra antibelicista, una película pacifista basada en la novela homónima de la escritora Frau Bertha von Suttner, ganadora del premio Nobel de literatura y que también aparece al principio del filme, la cuala además de ser condesa también fue una importante líder del movimiento pacifista del siglo pasado, por lo tanto “Ned Med Vaabnene!” tenía que contar, ciertamente, la historia de una viuda de guerra burguesa, Frau Martha Althaus ( Frau Augusta Blas ) que contrae nuevas nupcias con un oficial ( Herr Olaf Fonss ), sufriendo ambos, además de sus seres más queridos, los desastres y las consecuencias de la guerra.
Como éste conde germánico ha mencionado anteriormente, “Ned Med Vaabnene!” es un destacado filme repleto éste de un ingenioso uso de la cámara, virtudes artísticas que hacen de ésta obra una película brillante en sus aspectos técnicos, destacando igualmente el mensaje antibelicista del filme y que fue motivo de problemas para la distribución del filme fuera de Dinamarca, pues durante la época en la cual el filme fue realizado, el mundo se hallaba inmerso en la primera guerra mundial y las películas pacifistas no eran demasiado bienvenidas en los países más involucrados en la masacre europea.
El ingenioso uso de la cámara por parte de Herr Holger-Madsen le otorga cierta acción, como durante la escena del traslado de los soldados heridos en donde la cámara es colocada encima del tren, un hecho éste bastante novedoso para la época, además de incluir igualmente efectos especiales, enriqueciendo y mejorando así en su conjunto la narrativa cinematográfica del filme, prefiriendo Herr Holger-Madsen rodar la película en planos medios para así dar énfasis a los aspectos más dramáticos de la historia, especialmente durante las escenas bélicas en donde el ritmo y desarrollo de las secuencias que transcurren en el campo de batalla son absolutamente brillantes para la época, abarcando desde diferentes ángulos y situaciones ( tanto a la soldadesca como al pueblo llano ) las consecuencias de la guerra.
La dirección artística es igualmente brillante; elegante y muy cuidada en las escenas de interiores, especialmente las que muestran la vida burguesa de Martha Althaus y que se equiparan, aunque de forma diferente, a las escenas de exteriores en donde se refleja el tumulto y confusión que se provoca en tiempos de guerra tanto en la gran urbe como en los pueblos adyacentes, un filme de gran presupuesto que ciertamente pone dichos recursos económicos al servicio de las mejores posibilidades artísticas del filme.
Hay que mencionar que la novela de Frau Bertha von Suttner fue adaptada para la pantalla silente por el gran director danés Herr Carl Theodor Dreyer, logrando éste transmitir las propuestas antibelicistas de la novela, otorgando a la historia y sus personajes el adecuado dramatismo, centrándose sobretodo en la familia de Frau Althaus para así hacerla mucho más cercana y emotiva con la intención de denunciar de ésta forma el gran dolor y la tristeza que siempre causa cualquier guerra.
Ciertamente con tan magníficas credenciales, esto es, una producción “Nordisk” dirigida por Herr Holger-Madsen, con guión de Herr Carl Theodor Dreyer ¡e interpretada por un comedido Herr Olaf Fonss!, “Ned Med Vaabnene!” tenía que ser necesariamente una gran obra silente.

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En el guión más famoso de su primera etapa, Ned med vaabnene (Abajo las armas, Forest Holger-Madsen, 1914), Dreyer dedicaba la primera página de su manus a presentar a la escritora Bertha de Suttner, autora del original, en la muy artística tarea de escribir. El sacro respeto a la fuente literaria fue una de las constantes del primer Dreyer, quien desde su tribuna periodística abogaba por incorporar a los grandes escritores al cine: “Nuestras empresas deberían asegurarse opciones prioritarias sobre las obras que estén preparando los ocho y diez autores más relevantes” (Politiken, 1 de enero de 1922).