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Premios
1962: Premios BAFTA: Nominada a Mejor actor extranjero (Citti)
Lugar en ruinas, lugar sagrado. Porque para Pasolini lo sagrado se encuentra a ras de suelo, en la misma esencia de lo popular, en la tradición secular de su país, en las mismas gentes del suburbio y, por supuesto, en unas barriadas-escombreras de Roma que encuentran enlace directo con los vestigios imperiales. Nuevos acomodos para los desheredados de la posguerra, marginales, ladrones, chulos y fulanas. Ejemplar en este aspecto la secuencia del regreso por la Via Appia de Franca Pasut, interpretando a Stella, después de ser abandonada por un cliente.
Desde una posición autodefinida como laica y no-creyente, Pasolini expande su espíritu hacia todas aquellas direcciones que las doctrinas constriñen, siendo éste uno de los motivos del odio visceral que siempre despertó entre cualquier tipo de ortodoxia social, política o religiosa. Su capacidad para lo sagrado1 no se agota en los fetiches devocionarios de las religiones, de la misma manera que su idea de modelo social y político no se limita a una fórmula monolítica y jerarquizada (véase su expulsión del Partido Comunista). Su gran ventaja sobre el resto la encontramos en lo ya comentado: en su capacidad para encontrar y disfrutar de lo sagrado con cualquier ser y en cualquier ambiente:
"Mi modo de ver el mundo, quizás es demasiado respetuoso, demasiado reverencial, demasiado infantil, yo veo todo lo que hay en el mundo, los objetos no menos que la gente y la naturaleza, con una cierta veneración sacra."