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Alemania, año cero


Personal

Valoración personal: 9 stars

General

Titulo original: Deutschland im jahre null (Germania, anno zero)
Nacionalidad: Italia
Año de producción: 1948
Género: Drama

Otras personas

Director: Roberto Rossellini
Escritor: Roberto Rossellini; Carlo Lizzani; Max Colpet; Basilio Franchina
Productor/Estudio: Tevere Film; Safdi; UGC Images
Compositor: Renzo Rossellini
Fotografia: Robert Juillard

Funcionalidades

Duración: 74
Pistas de idioma: Castellano; Italiano
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: HD
Soporte: DivX
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Buena
Peso: 1,4 Gb

Reparto

  • Edmund Moeschke
  • Ernst Pittschau
  • Barbara Hintz
  • Franz-Otto Krüger
  • Alexandra Manys
  • Erich Gühne

Sinopsis

Edmund, un niño de doce años, intenta sobrevivir a las duras condiciones de la postguerra alemana, especialmente en Berlín, una ciudad que ha quedado completamente derruida tras la Segunda Guerra Mundial.

Comentarios

Avidemux23

En otro archivo Que Grande es el Cine, de José Luis Garci. Programa 414. Presentación y coloquio.
Fecha de emisión: 26-julio-2004. Invitados: Juan Cobos, Eduardo Torres-Dulce y Juan A. Gómez Angulo.

También disponible la versión alemana, en h264, mejor calidad, subtitulada y sin doblaje.

Esta película se rodó originalmente en alemán, con algunos diálogos en francés y en inglés (cuando hablan los soldados) que en la versión italiana está todo doblado en italiano.

El inicio de la versión italiana (antes de que se empiece a ver a los actores) es diferente a la alemana, salvo eso, creo recordar que el resto de escenas son idénticas en ambas versiones.

Premios
1948: Festival de Locarno: Mejor película, mejor guion (ex aequo)
1949: NBR - Asociación de Críticos Norteamericanos: Top 10 películas

Ya he explicado que el éxito mundial de Roma, ciudad abierta y de Paisà empezó en Francia.
Me encontraba en 1947 en París y tuve la idea de pedir al gobierno francés la autorización para ir a rodar a Berlín una película sobre Alemania después del armisticio: Alemania año cero iba a ser el tercer episodio del tríptico sobre la guerra.
Puse el asunto en marcha con la “Union Générale Cinématographique” (U.G.C.) y sin ninguna idea preconcebida me fui a Alemania, no para rodar sino a hacer una visita y traer una idea para el guion.
Llegué a Berlín en el mes de marzo, en coche, hacia las cinco de la tarde, cuando se ponía el sol; había que atravesar toda la capital para alcanzar el sector francés. La ciudad estaba desierta, el gris del cielo penetraba en las calles y, desde la altura de un hombre a pie se dominaban con la vista los tejados; para encontrar las calles bajo los escombros se habían despejado y amontonado los cascotes; en las grietas del asfalto , la hierba comenzaba a crecer; reinaba el silencio, cada ruido le hacía de contrapunto y más bien lo acentuaba; un muro sólido que había que atravesar estaba compuesto de los olores dulzones de las materias orgánicas corrompidas: flotábamos sobre Berlín. Me metí en una ancha avenida; en el horizonte, único signo de vida: un gran cartel amarillo; lentamente llegué a esa inmensa pancarta colocada sobre un cubo de piedra delante de un almacén de minúscula fachada y leí: “Bazar Israel”. Los primeros Judíos habían vuelto a Berlín, era el símbolo del final del nazismo.
La hospitalidad de los cuatro ocupantes me permitió curiosear por todas partes y volver a París teniendo muy clara la idea de la película en mente. En cada país se cuentan “historias raras” y esas historias, en verdad más o menos raras, son reveladoras de la vida de ese país; en esta época contaban la siguiente: un hombre llega a Berlín, le ofrecen hospitalidad. La primera mañana le preguntan: “¿Ha dormido bien? – Sí, a pesar de los trenes que no dejaron de pasar bajo mi ventana, esta mañana muy temprano. - ¡Tiene usted que haberlo soñado, aquí no hay tren! - ¿Cómo que no, si he escuchado el vapor, la bomba de agua, etc.?” El anfitrión lleva al invitado a la ventana y le hace constatar que no hay tren. A la mañana siguiente el mismo ruido despierta al invitado. Se levanta, mira por la ventana y ve a viejas Alemanas vestidas de hombre, que despejan los escombros y se pasan los ladrillos haciendo una cadena: “- Danke Schön – Bitte schön – Danke Schön – Bitte schön”. Es esa clase de historias la que da el ángulo de visión conveniente.
Los Alemanes eran seres humanos como los demás, ¿qué les pudo llevar a ese desastre? ¿La falsa moral, esencia misma del nazismo, el abandono de la humildad por el culto del heroísmo, la exaltación de la fuerza antes que la de la debilidad, el orgullo contra la sencillez?
Es por lo que escogí contar la historia de un niño, de un ser inocente al que la distorsión de una educación utópica conduce a perpetrar un crimen creyendo que realiza un acto heroico. Pero la pequeña llama de la moral no se ha extinguido en él: se suicida para escapar a ese malestar y a esa contradicción.
Finalmente pude rodar Alemania año cero exactamente como la concebía y, cuando vuelvo a verla hoy en día, salgo afectado de la proyección; me parece que mi juicio sobre Alemania fue justo, no completo pero justo.
Sin embargo, y contra lo que cabía esperar, Alemania año cero tuvo muy mala acogida y en ese momento comencé a hacerme preguntas.
El mundo del cine se había reorganizado, se había rencontrado con sus hábitos y su estilo de antes de la guerra; se juzgaba a Alemania año cero desde esa estética pre-bélica, mientras que Roma, ciudad abierta y Paisà habían gustado por lo que habían aportado de nuevo respecto a ese estilo.
Por otra parte el mundo político también se había reorganizado y juzgaba la película en relación a la política. Las críticas de Alemania año cero me mostraron lo que cada periodista pensaba del problema alemán (o lo que pensaba el director de su periódico) pero no me fueron de ninguna utilidad en el plano crítico.
En ese momento me encontré ante este dilema: o la prostitución o la sinceridad.

Fragmento del artículo “Dix ans de cinema” (Diez años de cine) escrito por Roberto Rossellini para Cahiers du cinema, aparecido en los números 52, 55 y 56 entre 1955 y 1956.