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Una joven artista de circo es engañada por un conde quien, tras conseguir sus objetivos carnales, la echa de su lado objetando que él no es capaz de avergonzar a su madre con esta historia. Ella tiene un hijo y como hay dudas de que puede haberlo matado tras nacer, se la condena a cinco años de cárcel.
Leyendo esta sinopsis comprenderéis que estamos hablando de uno de esos dramones decimonónicos que tanto gustan a determinada platea... o hacen huir de la butaca a otras tantas personas. En esencia, lo mejor es tomárselo con cierta calma y sentido del humor, dejándose llevar por las continuas desventuras de esa Alexandra que, en efecto, parece haber nacido con el pie izquierdo. Y el festival de desdichas no termina ni en la última escena, donde surge el terrible redoble final.
Unos escenarios lujosos y una interpretación muy al gusto de la época, con proliferación de gestualidad, baña al producto de una pátina decadente donde no cabe ni un asomo de paz. La protagonista es Henny Porten, que por esos años se disputaba el favor del público con la mismísima Asta Nielsen. Se trata de la Henny Porten de "Las hijas del cervecero" "Anna Bolena", "Die geierwally", "Hintertreppe" o "I.N.R.I", entre otras, así que, por lo menos, la película os puede despertar curiosidad por este detalle.
Eduard José Gasulla
