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El titulo se refiere a su personaje principal, en un ejemplo clásico de engañar a su esposa para que pueda embarcarse en una aventura propia, pero, por supuesto, un malentendido imprevisto corrompe su coartada. Nuestro héroe es interpretado por Mack Swain, con un espeso bigote negro. Éste le dice a su esposa (Minta Durfee) que tomará un avión por negocios cuando realmente se va a la taberna local. Más tarde, ese mismo día, la señora Ambrose se entera de que el avión en que viajaba su marido se ha estrellado y no quedan supervivientes. Ella tiene el corazón roto, pero cuando llega el reencuentro, Ambrose está demasiado borracho como para que realmente le importe, hasta que él mismo se entera de su presunto destino.
Swain era un individuo carismático, un rasgo que transmite efectivamente a pesar de no tener ningún sonido con el que trabajar. El único inconveniente es que, como muchos de los primeros cortos de la Keystone, los intertítulos son mínimos y vagos. No obstante, Swain trabaja con lo que tiene y se las arregla para ser un intérprete muy atractivo en todo momento. "La primera falsedad de Ambrose" funciona en gran parte debido a lo identificable que es él y cómo usa su premisa común como base para una comedia muy natural. Su comedia es mucho más discreta que muchos otros cortos de su época. Su humor es más humilde y cuando se aventura en el territorio de las payasadas hacia el final, notamos el cambio discordante debido a cómo la mayor parte de la comedia anterior se basaba en la familiaridad situacional. Siempre me ha gustado que los primeros cortometrajes eran intrínsecamente subversivos, ya que los directores y guionistas usaban simultáneamente ideas de narración además de encontrar tropos técnicos. Y aquí tenemos una idea de cómo la comedia continuó siendo subversiva en los albores de la historia del cine.