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De todas las películas de la colección "Treasures of the West", ésta podría ser la más interesante, aunque no sea muy entretenida. Básicamente, durante la Revolución mejicana, el sheriff Buck y su ayudante intentaron capturar a algunos contrabandistas, pero en su lugar fueron tomados como rehenes. El oficial finalmente fue asesinado, pero el sheriff logró escapar y semanas después filmaron esta película con todas las personas reales interpretándose a sí mismas, ¡incluido Buck! Para una historia más detallada sobre el tema, puede leer el ensayo sobre la película.
Sin embargo, como siempre decía Stanley Kubrick, la verdad es aburrida y hay que cambiarla por película. Ésta tiene una duración de 41 minutos, que es un tiempo increíblemente largo si se considera el año en que se hizo, pero esto no es lo que mata a la película. Lo que realmente la convierte en mediocre es que las personas involucradas en ella sólo parece que querían ganar algo de dinero con el incidente y no les importaba hacer una buena película. Realmente no hay señales de ningún talento en ninguna parte, ya que a menudo parece que la cámara simplemente comienza y los "actores" recrean la escena sin pensar mucho en nada. Muchas escenas se prolongan sin razón. Otras veces suceden cosas que no tienen un impacto real en la película. Creo que esta historia podría haber sido más interesante si la hubieran recortado o hubiesen contratado a un elenco y equipo real para contar el guión. Tal como está, vale la pena verla sólo como curiosidad. IMDB
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Me da la impresión -no sé si estaré en lo cierto- de que el reseñista de IMDb busca un estándar narrativo o dramático del que la película carece por su propia naturaleza. Se trata de una "actualidad reconstruida", como el Asesinato y entierro de don José Canalejas (1912) de Adelardo Fernández Arias. Como en ésta, probablemente se registraron en primer lugar los planos finales en plan reportajístico y la larga panorámica por el "campo de batalla" y sólo entonces se decidiera rodar el resto.
Apenas hay planos cercanos. Casi todo son generales o de conjunto y es evidente que así es imposible activar el más mínimo proceso de identificación. Y sin embargo, cuánto dramatismo en la falta de dramatismo impostado de la muerte del comisario Ortiz.
