Comentarios
Ivan Perestiani tenía orígenes familiares griegos e inició su carrera artística en el teatro. Sus primeras incursiones en el cine fueron cortometrajes y, como actor, trabajó a las órdenes de otro ilustre de su época, Yevgenii Bauer, en alguna de sus películas. Más tarde se trasladó a Tiflis y dirigió este primer largometraje, "El asesinato del general Gryaznov", que hoy os ofrecemos, el cual está considerado como el primer filme histórico y revolucionario de la Georgia soviética. Se le reconoce como uno de los padres fundadores de la cinematografía georgiana y en 1949 se le nombró Artista del pueblo de la URSS.
Sorprendentemente, revisando la lista de productos de directores del silente de este foro, hemos advertido que Perestiani permanecía inédito y como por su importancia y categoría no merecía este olvido, hemos empezado a trabajar en títulos suyos. Vamos a ver si la salud y los ánimos nos acompañan y esta "Arsena Jorjiashvili" no es la única obra que cae por aquí.
La película está basada en hechos reales, ocurridos en la revolución de 1905. Obreros de una fábrica metalúrgica están descontentos con sus condiciones de trabajo e inician una huelga que, poco a poco, es secundada por otros compañeros de distintas industrias. Paralelamente, se ha formado un grupo clandestino que trata de presionar al gobierno con acciones aisladas, pero siempre encontrando el freno y la negativa al diálogo del intolerante general
Gryaznov, que dirige con mano dura las fuerzas de la ciudad. Por fin se llega a un definitivo callejón sin salida y el comité revolucionario decide que no hay otra salida que asesinar al general. El autor de esa drástica medida saldrá de un triste "sorteo" celebrado entre todos los compañeros.
Ésta es la historia. Y para convertirla en imágenes, Perestiani se vale de una cámara ágil y de unos planos de sorprendente factura. Alterna momentos intimistas de una gran belleza estética (el preludio de amor de los dos enamorados en el bosque, la cena con la familia de la novia), con secuencias de una dureza punzante (la misma ejecución final). La fotografía es espléndida y el guión nos permite sentir como propias las desventuras de esos centenares de obreros que lo único que piden es un medio de vida más digno. Tampoco falta el personaje del camarada soplón, chivato de la patronal, que tendrá el final que merece.
Atentos a Perestiani, porque su cine es de muchos quilates.
(Eddie Constantine)