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Francesca Bertini
Nombre: Elena Seracini Vitiello
(Florencia 1892 - Roma, 1985).
A su alrededor se desarrolló el fenómeno de las divas que caracterizó al cine italiano de los años diez. De entre todas las actrices de su tiempo, fue Francesca Bertini la más célebre, la más adulada. Rodó unas 90 películas, casi todas ellas entre 1909 y 1921 (después de esta fecha sus apariciones en la pantalla fueron escasas), que le aportaron fama internacional y magníficas retribuciones: el productor Barattolo , para el que trabajó, llegó incluso a crear para ella la Bertini Film, en 1918. Francesca Bertini había debutado, interpretando siempre pequeños papeles, en el teatro de Nápoles, donde fue descubierta por un cineasta de Pathé Italia. Ya en Roma, fue contratada por la sociedad Film de Arte Italiano-Pathé y, sucesivamente, por la Cines, y la Celio ( Baldassarre Negroni impuso definitivamente a la joven actriz en películas como Entre las llamas [Idilio tragico], La maestra , (La maestrina), La madre , La bufera ), Y por la Caesar Films de Barattolo en 1915. Fue entonces cuando rodó la célebre Assunta Spina ( G. Serena , 1915). En su abundante filmografía destacan películas como: La dama de las camelias (La signora dalle Camelie, G. Serena , 1915), Odette (Odette, G. de Liguoro , 1916), La donna nuda (R. L. Roberti, 1918), La serpe (id., 1919), Amore di donna (id., 1920). En 1930 fue, bajo la dirección de Marcel L'Herbier La femme d'une nuit . Interpretando con la misma soltura papeles de vamp o personajes populares, Francesca Bertini marcó profundamente la cinematografía italiana, su lugar es aún más eminente ahora por saberse que participaba estrechamente en la dirección de la películas que interpretaba. Convertida en condesa Cartier, abandonó muy pronto el cine. Cuando Visconti le propuso volver para interpretar el papel de la madre, en el filme Sandra (1965), pidió um imposible: cien millones de liras... Reapareció sin embargo en 1976, a los ochenta y cuatro años de edad, en la película 1900 (Novecento) de Bertolucci.
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Con una historia relativamente simple pero bien contada, además de muchos buenos detalles atmosféricos, esta película italiana es un melodrama efectivo que vale la pena ver. También sirve como oportunidad para contemplar a Francesca Bertini, que tan reconocida fue en su día, en un papel que le brinda una variedad bastante amplia de material para trabajar. Su excelente actuación sería suficiente para llevar la historia por sí sola, pero la película también tiene otras virtudes.
La historia en sí es sencilla. Assunta (Bertini) está comprometida para casarse con Michele, pero el antiguo amor de Assunta, Raffaele, tiene una voluntad demasiado fuerte para dejarla ir. Se convierte en una molestia cada vez mayor, acumulando bastante tensión, lo que desencadena una secuencia turbulenta en el baile del cumpleaños de Assunta. La historia se desarrolla en un contexto creíble y realista de la vida en Nápoles. La filmación en el lugar incluye escenas de muchos de los lugares de interés de Nápoles y sus alrededores, y ésa es una parte importante del éxito de la película. También funciona bien al situar a los personajes principales en su entorno social, entre otras cosas, mostrando breves atisbos de Michele y Assunta en el trabajo. Éste es el tipo de historia que encaja a las mil maravillas como silente. Las formas en que los personajes dicen las cosas no son importantes: lo importante son sus relaciones y sus actitudes, y el elenco las define muy bien sin sonido.
Además de la actuación estelar de Bertini, Gustavo Serena también es bastante creíble al interpretar al voluble Michele. La historia avanza a buen ritmo, sin rellenos superfluos y sin prisas. Con todo, es una pequeña película representativa de la época en que los largometrajes apenas comenzaban despuntar.
