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La película está influida, evidentemente, por Feuillade. Gadegts en abundancia (incluido un brazalete de gas venenoso), disfraces (un poco baratos) y una gran cantidad de paneles y pasajes secretos. Aunque no hay persecuciones de coches ni nadie es metido en una canasta de lavandería. Pero aparte de esas omisiones, el patrón básico está ahí, si bien película no controla las pautas habituales de este género y se desborda en varias direcciones.
Aquí lo fascinante es la forma en que se combina el escenario de Feuillade en todo lo que concierne a los dos (notablemente descuidados) criminales (maestro/amante), combinándolo con un procedimiento policiaco/drama policial tradicional al estilo británico en todo lo que concierne al brazo (bastante corto) de la Ley. A pesar de su cuidadosa búsqueda de pistas y la manipulación de su pequeña lupa, el detective nunca parece llegar a ninguna parte y será su asistente femenina el elemento fundamental para resolver el misterio, en gran parte por accidente.
Pero éste no es el alegre error del inspector Juve (el actor era, en realidad, un escocés) y de Jerôme Fandor en "Fantômas" o de Philippe Guérande y Mazamet en "Los vampiros". Aquí se supone que debemos tomarnos en serio a Sherlock Holmes. No hace falta que las dos partes sigan siendo un desajuste de principio a fin: verlo es fascinante y "Trapped by London Sharks" no es una película que debamos perdernos.
