Comentarios
Lloyd Hamilton, conocido principalmente por su serie de películas "Ham and Bud", su cara de niño grande melindroso y sus dotes interpretativas fueron valoradas por sus colegas de trabajo. Chaplin, por ejemplo, sentía celos de sus actuaciones y Keaton dijo que "era uno de los tipos más graciosos del cine.
En sus comedias en solitario, Hamilton adoptaba la personalidad de un a menudo remilgado individuo y sus producciones tenían toques surrealistas, como ocurría en The Movies y en Move Along. Se conservan pocas de las comedias de Hamilton, ya que fueron producidas por la Educational, firma que se vio afectada por un incendio en 1937. Hamilton era muy bebedor, aunque no hay constancia de que tuviese problemas legales por ello. Sin embargo, a finales de los años veinte se encontraba en una taberna cuando fue asesinado un boxeador (Hamilton no fue sospechoso), y a causa del incidente la industria cinematográfica le prohibió actuar. En 1929 volvió a la pantalla con cierto éxito, ya que su voz nasal casaba bien con su personaje.
Se casó un par de veces, pero su afición a la bebida acabó con su vida, cuando le intervenían de una dolencia estomacal. Tiene una estrella en el paseo de la Fama, en el 6.461 del Hollywood Boulevard.
(Eddie Constanti)
Este corto de Lloyd Hamilton es una pieza decentemente divertida, pero en realidad no escala las alturas para ser memorable. Lloyd Hamilton tenía un excelente personaje de comedia que interpretaba muy bien y, a menudo, de manera sutil, pero aquí esa virtud no funciona del todo. El corto se basa principalmente en bromas, en vez de utilizar la trama con coherencia. La historia es que Ham ha sido contratado en una agencia de empleo como conductor/mayordomo, y los gags proceden de ese punto de partida. Hay una secuencia muy graciosa relacionada con el pellizco de un cangrejo en el trasero de una criada. Para ser una comedia cómica, no tiene la precisión e inspiración de un corto de Buster Keaton o la extravagancia exagerada de Larry Semon, ya que Hamilton no utiliza su personaje en todo su potencial. Pero dicho esto, los gags generalmente funcionan y son tan divertidos como para que valga la pena verla. La dirección y el guión corrieron a cargo de un primerizo Norman Taurog.
