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Con el título de La Barca Infernal fue estrenada en Argentina y Uruguay. No me consta que se estrenase en España (no he podido dar con el dato).
A John Robertson, el director, se le conoce principalmente por su versión del Doctor Jekyll y Míster Hyde interpretada por Barrymore, pero en su filmografía se albergan títulos no exentos de interés, como algunos con Mary Pickford y este mismo que ahora os presentamos.
Con un guión sólido, unos escenarios bien tratados y unas interpretaciones magníficas, esta historia de intolerancia y de redención no cae nunca en el exceso de moralina, bien al contrario, sus duras imágenes tuvieron que ser muy hirientes para la época en que se estrenó. El enfrentamiento entre Anson y sus vecinos alcanza cotas de gran tensión y la posterior trama, que gira en el cerrado universo de un barco traficante de convictos, es descarnada y cruda, y contiene una de las escenas de lucha en un navío más veraz que hayáis visto nunca.
En el capítulo interpretativo resalta la figura portentosa de Lars Hanson, un peldaño más arriba que el resto del reparto. Ernest Torrance resuelve su papel de sádico capitán de barco con su proverbial oficio y los secundarios son de lujo.
Una película que pondrá a prueba a quienes se jactan de no emocionarse nunca frente a la pantalla. La escena de Bess agonizante pone la piel de gallina a cualquiera. O la última, con Anson reivindicándose ante los suyos y haciéndoles ver cuánta hipocresía llena sus vidas, que cuenta con unos encuadres magníficos,.