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Tras su paso por las cinematografías de media Europa, Rino Lupo se establece en Portugal donde realizará prácticamente toda su obra durante la década de los veinte. Carmiña, flor de Galicia supone un paréntesis en este periodo, debido a la crisis que sufre la industria lusitana, cuyo síntoma más evidente es el cierre de las cuatro productoras más importantes del país 1924 y 1925. Sólo sobrevive, gracias a la creación de intertítulos y a la actividad de su laboratorio, la Invita Films de Oporto para la que Lupo había realizado en 1922 Mulheres da Beira.
En abril de 1925 un periódico de Madrid publica el siguiente suelto:
Se encuentra en España, en Madrid desde hace días, un verdadero director de películas, el italiano Rino Lupo, que viene a realizar en nuestro país una gran labor. Rino Lupo, que ha pertenecido en Francia a las casas Gaumont y Lux, en Alemania a la Miester y a la Imperator Film, en Dinamarca a la Kinografen, en Rusia a la Kanjoukoff y a la Biofilm, en Polonia a la Kinofilm y en Portugal a la Ibérica y a la Invicta Film, tiene una reputación de quince años, bastante para acreditar a un director.
Ha venido a España para trabajar aquí. Primero, lleva ya unos cuantos meses estudiando el ambiente cinematográfico, las costumbres, lo típico de las regiones españolas. Y empapado de todo ello, en estos días está ultimando con una Empresa italiana la realización de un film de asunto aragonés, de gran emoción, para el que ha formado un grupo de artistas en Zaragoza.
Oportunamente daremos más noticias acerca de esta película y de otros grandes proyectos. [Film: “Un director de cine”, en La Libertad, 9 de abril de 1925, pág. 6]
En los siguientes meses publica varios artículos de carácter didáctico sobre cinematografía y en noviembre se anuncia su presencia en Galicia para “filmar una película de fino ambiente regional titulada Carmiña flor de Galicia, cuyo argumento se debe a su pluma”. [Diario de la Marina, 15 de noviembre de 1925, pág. 34.] O sea, que el asunto aragonés se trueca en galaico sin mayor contratiempo, visto que, como ya dijimos por aquí, la cinta es una nueva versión de Mulheres da Beira: “muchacha campestre con un padre tiránico y un pretendiente tan ingenuo como ella, seductor de la ciudad que la pierde y luego se va en pos de una mujer de su clase, e intento de suicidio de la chica, previo paso por un cruceiro al que se abraza y en el que sólo los muy retorcidos y descreídos pueden ver un símbolo fálico”. Que la localización era para Rino Lupo lo de menos queda probado por el hecho de que tanto la una como la otra provengan de Graziella la gitane (Léonce Perret, 1912),una producción de la Gaumont rodada en exteriores italianos en la que Lupo trabajó como ayudante de dirección.
(carnicerito)