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Premios
1952: 5 Oscars: Actriz sec. (Grahame), guión, fotografía, vest. y direcc. artíst. B/N
1952: Globos de oro: Nominada Mejor actor (Roland) y actriz (Grahame) de reparto
1952: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director
1952: National Board of Review: Top Mejores películas del año
1953: Premios BAFTA: Nominada a mejor película
El cineasta norteamericano de origen franco canadiense e italiano Vincente Minnelli firmó está estupenda película sobre el alza y el declive en el mundo del espectáculo cinematográfico, narrándonos con cierto estilo de obras tales como "Rashomon" de Kurosawa o "Ciudadano Kane" de Welles, una trama donde se nos habla del ascenso a las alturas y posterior caída en el olvido de un productor de raza, cuyas dudosas acciones en vida le costaron la indiferencia en los momentos difíciles...
Una obra bien narrada, bien fotografiada (Robert Surtees) y bien ambientada, al viejo estilo de Holywood, justo en aquella época donde estaba de moda contar historias sobre el bello sueño americano inspirado en Holywood...
Así, dos años antes Billy Wilder nos relató una historia parecida en su magistral "Sunset Boulevard", ó Robert Aldrich nos contaría también algo parecido diez años más tarde en su brillante psicodrama "¿Qué fue de Baby Jane?"...
Todavía recordamos a Jonathan Shields(Kirk Douglas), aquel productor de raza en sus duros inicios, cuando tras la muerte de su padre Hugo Shields, un famoso productor arruinado, tuvo que reinventar la depauperada productora Shields, asociándose con aquel otro productor ejecutivo Harry Pebbel(Walter Pidgeon), buscando las tres figuras claves del éxito cinematográfico; el director, la actriz (y/o actor) con nombre, y el guionista que le proporcionaran el emblema mágico del éxito, fenomenalmente reflejado en aquella consigna que no paraba de repetir a sus empleados; "...no quiero conseguir loas de mi obra, sólo necesito hacer películas que acaben con un beso y que me reporten pingües beneficios..."...
...Y cómo posteriormente irá desmarcándose de las promesas e intenciones iniciales, dejándose llevar por sus agresivas intuiciones y altivo carácter...haciendo las cosas a su manera y sin tener en cuenta los intereses y motivos de los demás...llegando incluso en un alarde de soberbia a jugar el papel de director de sus propias películas y sintiéndose frustado por el resultado...saboreando las mieles del triunfo y finalmente, escupiendo las heces del fracaso, la soberbia y el olvido en forma de indiferencia,...fiel reflejo de aquel sabio proverbio; "siembra vientos y recogerás tempestades".
En cualquier caso una maravillosa película sobre los entresijos de aquel Holywood sobrevalorado, donde detrás de bambalinas había tanta miseria disfrazada de hipocresía como en cualquier otro campo más profano y menos glamuroso.