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Película basada en una célebre novela de M. A. Bernière y que llevó al cine el director Henri Pouctal, de quien ya hemos traido algún título en esta serie de largometrajes referentes a la resistencia del pueblo belga frente a los alemanes en la Primera Guerra Mundial (aunque en esta ocasión el relato se centre en zona francesa). Sin duda se trata de un lujoso panfleto de propaganda popular, pero esta vez teñido una buena dosis de intriga y también de no poco humor. Además, asistimos a los escarceos entre el servicio de espionaje alemán y su homólogo francés, unos para conseguir la preciada fórmula de una nueva arma de invención gala y los otros para evitar que esto se produzca.
La figura principal corresponde a Chantecoq, un policía de mediana edad con aspecto de recolector de espárragos, gorra, vestimenta de calle, socarrón, bromista e ingenioso, que siempre consigue escapar de las pérfidas trampas que le tienden los boches. Unos boches aunténticamente malvados, con la espía Emma a la cabeza, más cruel incluso que sus esbirros (y eso es mucho decir, ya que su lugarteniente es un pájaro tipo descargador de muelle que no duda en robar, machacar al enemigo y asesinar a cuantos se le ponen por delante).
Abundan los cambios de apariencia entre buenos y malos. Los bigotes, barbas y tupés se multiplican, siempre para tratar de despistar al contrario. Por tanto, os recomendamos mucha atención para no perder el hilo de la trama, ya que un mismo personaje tan pronto parece un lord de fina cepa, como en la escena siguiente un obrero metalúrgico. Todo ello, más el añadido del humor que ya os cité y el mismo argumento, trepidante y sin respiro, hace que la película se vea con interés. Naturalmente, el "Guillermo" del título fue el káiser II, de quien algunos aseguran que instigó la Gran Guerra, mientras otros no tienen tan claro ese aspecto.
Así que os dejamos este título lleno de acción, fórmulas secretas (que, a fuerza de pasar de mano en mano, son bastante públicas), escaramuzas sin fin y métodos truculentos para conseguir los fines de cada bando. Ya sabéis lo que dice el viejo adagio: "En la guerra y en el amor, todo vale...".
