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Esta vez os traemos la tercera película de la trilogía que dedicó Lamprecht a la denuncia de la pobreza y del maltrato infantil en su país, aunque el problema lo podríamos extrapolar mucho más allá de la Alemania que aquí se refleja. Las otras dos películas ya han sido publicadas aquí mismo ("Die verrufenen", 1925 y "Menschen untereinander", 1926). Si las habéis visto, ya sabéis lo que os espera: máxima dureza en la exposición de la trama, ninguna concesión a la blandenguería, imágenes que hieren por su realismo y reflejo de una cruel realidad que la sociedad se empeñaba (y se sigue empeñando) en no querer ver.
Lamprecht, director y guionista, siguió trabajando durante el Tercer Reich, ofreciéndonos títulos tan emblemáticos como "Madame Bovary", con Pola Negri. Más tarde sus producciones se sucedieron hasta los años cincuenta.
En "Die unehelichen", seguiremos la trayectoria de tres niños pertenecientes a familias obreras, que sufren graves vejaciones en sus respectivos hogares. Al final, acontecimientos inesperados cambiarán la trayectoria de los tres, aunque apenas con un atisbo de esperanza para ellos. Es cine compacto, impactante y lacerante, como las mismas historias que discurren en la pantalla. Lamprecht, artesano de la realidad, refleja cada situación con caligrafía inmisericorde. Algunos personajes son odiosos porque, a fin de cuentas, también la pobreza lo es. Una pobreza que ha hecho de ellos la horrenda caricatura humana en que se han convertido. La miseria escenificada es puntual y sin estridencias: es "la verdad" de lo que sucede. Alcoholismo, castigo corporal, despreocupación, falta de amor absoluta, todo cabe en este vívido cuadro de (malas)costumbres.
Atáos los machos, como se suele decir, porque no vais a tener tregua. El cine del Lamprecht de esa época era así: extraordinariamente bien elaborado y apurando la crítica que se perseguía. Allá va.