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Donald Siegel llevaba ya tiempo dirigiendo películas. Su primer film, "The verdict" (1946), parecía más bien un fabuloso logro del estudio Warner y todo su equipo, en el que Siegel sólo sería una pieza más. Pese a lo discutible de esta teoría, y de su maestría con el noir híbrido "The big steal" (1949), que mostraba su habilidad para el cine de acción con persecuciones, Siegel no terminaba de despuntar.
Más adelante, dos films de serie B, nuevamente fabulosos, "Riot in Cell Block 11" (1954) y la maravillosa "Invasion of the body snatchers" (1956) empezaron a llamar poderosamente la atención de los cinéfilos, que siguieron con atención su serie de thrillers, como "Crime in the streets" (1956, próxima edición dvd en Warner R1), o este "The lineup" (1958) de Columbia.
Su verdadera explosión llegaría con "The killers" (El código del hampa, 1964) y con sus películas para Clint Eastwood, que lo consagraron como gran maestro de los thrillers de acción, género sucesor del film noir, en el que Siegel, como se ha visto, también había participado.
Estos thrillers de precalentamiento son obras de culto hoy en día, aunque la mayoría no se estrenó en España, pero resultan interesantes como representantes del cine negro de los últimos tiempos. A finales de los 50, el género negro era más que nunca "cine policiaco", o cine de "policías y ladrones". La extrapolación de "buenos y malos" ya era total, y las ambiguas introspecciones del pasado (años 40) habían quedado muy atrás.
Lo que para mí Siegel aporta, aparte de su innegabla habilidad en el tratamiento de las tramas de acción, es su fabuloso rodaje de exteriores, que como en esta película, convierte los escenarios en un personaje más.
Habíamos visto San Francisco en otras ocasiones ("La senda tenebrosa" (1947)), y su acuario nos es familiar ("La dama de Shanghai" (1947). También en ese mismo año nos habíamos familiarizado con el bloque de pisos de lujo en el que vivía Madeleine (Kim Novak) en "Vertigo" (1958), que aquí vuelve a salir con un enfoque distinto, tal y como aparece el Golden Gate, y otros lugares y calles vívidamente rodados por Siegel.
Podría decirse que los personajes de Siegel hablarían de un modo distinto si estuviesen en otro lugar, tal es el poder de transmisión de los escenarios naturales rodados por Siegel. Sólo por esto (y también por mucho más) este director ya merece un lugar destacado en el género negro, como sus admiradores pueden afirmar. Yo opino que esta etapa anterior a su consagración, contiene muchas de sus mejores películas. "The lineup" es un buen ejemplo.