495

Corazones en lucha


General

Titulo original: Die Vier um die Frau
Nacionalidad: Alemania
Año de producción: 1921
Género: Drama

Otras personas

Director: Fritz Lang
Escritor: Fritz Lang; Thea von Harbou; Rolf E. Vanloo
Productor/Estudio: Decla-Bioscop AG
Compositor:
Fotografia: Otto Kanturek

Funcionalidades

Duración: 84
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: BD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 1,5 Gb

Reparto

  • Hermann Böttcher
  • Anton Edthofer
  • Robert Forster-Larrinaga
  • Carola Toelle
  • Erika Unruh
  • Lisa von Marton
  • Ludwig Hartau
  • Hans Lipschütz
  • Rudolf Klein-Rogge
  • Leonhard Haskel
  • Rudolf Klein-Rogge
  • Gottfried Huppertz
  • Edgar Pauly
  • Lilli Lohrer
  • Paul Morgan

Sinopsis

El comerciante Yyquem le compra a su querida esposa una preciosa pieza de joyería conseguida con dinero sucio, en un local en donde el hampa de la ciudad trafica con joyas falsificadas. Será en ese lugar en done Yquem encontrará casualmente a una persona con la cual su esposa tuvo un "affair" en el pasado; al conocerlo, lo sigue hasta un hotel en donde le escribirá un carta falsificando la letra de su mujer, para así citarlo en un lugar que no levante sospechas y pueda finalmente conocer qué clase de relación mantuvo con su mujer.

Comentarios

Esta temprana película de Fritz Lang, "Cuatro en torno a una mujer" se encontró por casualidad hace algunos años en la Cinemateca De Sâo Paulo y anticipa gran parte de la posterior "Dr. Mabuse" (corrupción en la clase alta, advenedizos sin escrúpulos, chantaje, criminales de clase baja, tensión, etcétera). En nuestra opinión, es uno de los títulos más destacados del primer período de Lang. El montaje da vigor, velocidad y emoción a la historia de un mundo lleno de traiciones, así como a una compleja historia de amor no correspondido. La película asciende hacia un crescendo de fuerza narrativa que recuerda uno de los episodios de "Die Spinnen", realizada un año antes.

Los actores están espléndidos, dentro de lo que se podría esperar en tal melodrama. Como heroína, Carola Toelle se muestra especialmente convincente y transmite con acierto las dudas, los deseos secretos y la frustración que sufre su personaje. El carácter tan distinto de su amiga, una vampiresa casada, proporciona un excelente contrapunto. Rudolf Klein-Rogue nos anticipa al macabro doctor Mabuse que inmortalizaría dos años después.

Vale la pena mencionar también la gran fotografía de Otto Kanturek y la producción cinematográfica de Ernst Meiwers y Hans Jacoby. La importancia de la "Decla-Bioscop" se aprecia en los valores de producción de primera clase que abundan en la película (grandes mansiones, lobbies de hoteles, Bolsa de valores, etcétera); y, por otro lado, la descripción realista de un entorno menos suntuoso: calles de barrios pobres y desaliñados llenos del tipo de personajes que cabe esperar en esos lugares.

Una interesante película que, curiosamente, utiliza también el recurso del doble personaje (aquí son dos hermanos muy parecidos), como ya sucedía en otra de este miniciclo dedicado a Lang ("Das wandernde bild").
------------------------------------
El Fritz Lang más desconocido

El paso inclemente del tiempo y las pésimas condiciones de conservación de los negativos originales suelen ser los principales enemigos del cine silente. Muchas películas mudas se han perdido irremediablemente, otras se conservan en condiciones bastante precarias y de algunas sólo existen copias a las que les faltan secuencias enteras.

Pese a este horrible panorama para cualquier cinéfilo que se precie, existen algunos casos aislados en los que gracias a la ardua labor de restauradores y conservadores que suelen trabajar en filmotecas de todo el mundo, algunos de estos títulos aniquilados emergen cual ave fénix y se recuperan para poder ser proyectados en las mejores condiciones posibles.

Prácticamente no conocemos a ningún director, de los denominados grandes, de quienes se guarde de manera íntegra toda su producción muda (John Ford, Howard Hawks, F. W Murnau, Tod Browning o King Vidor serían claros ejemplos de esto que exponemos). Sin embargo, existen algunos cineastas que han dispuesto de mayor fortuna y sus obras han sobrevivido casi en su totalidad a incendios, destrucciones, bombardeos, pérdidas o a la simple desatención.

Fritz Lang sería uno de estos realizadores suertudos, y al director alemán podríamos unir otros nombres tan importantes e imprescindibles como Alfred Hitchcock, Ernst Lubitsch o Carl Theodor Dreyer.

Con todo y con eso, durante un buen periodo de tiempo se dieron por perdidas algunas cintas (caso de sus dos primeros films), mientras que otras se hallaban en estado deplorable. En este segundo grupo se encontraba el film que ahora nos ocupa, Corazones en lucha (Vier um die Frau, 1921), que sólo había podido verse en su versión completa con motivo de su estreno comercial, que en Alemania tuvo lugar el 3 de febrero de 1921.

Gracias a la actuación de la Cinemateca de Sao Paulo y el Museo del Film y la Televisión de Berlín los planos estropeados fueron retocados con paciencia infinita y los virados en color se corrigieron a partir de los virajes químicos originales. Gracias a su labor podemos disfrutar de una de las piezas más escondidas de Lang, un eslabón perdido en un momento crucial de su trayectoria, ya que inmediatamente después de Corazones en lucha el cineasta germano rodó una de sus películas más emblemáticas de esta etapa, Las tres luces (Der Mude tod, 1921), para pasar posteriormente a centrarse en la inquietante saga protagonizada por el doctor Mabuse.

Algunos críticos han hecho notar, al respecto, algunos rasgos comunes entre Corazones en lucha y El testamento del Doctor Mabuse, tales como la radiografía de la corrupción en las clases altas, la práctica habitual de la existencia de advenedizos sin escrúpulos, el chantaje, la tensión social…

Corazones en lucha, que también se puede encontrar en algunos lugares con el título de Cuatro hombres y una mujer, nos cuenta la peripecia de un comerciante qe decide comprar a su esposa una joya en un lugar bastante destartalado y repleto de maleantes, donde los delincuentes trafican a sus anchas con joyas falsificadas.

Precisamente en este lúgubre lugar, se topa por casualidad con un hombre con el que su mujer había mantenido un romance hacía ya unos años. Al reconocerlo, lo sigue hasta el hotel donde se aloja y le envía una carta, imitando la letra de su esposa, para proponerle una cita. Este será el detonante para que se produzcan una serie de equívocos que también tendrán como protagonistas a un hermano gemelo con muy malas intenciones, un chantajista que intentará sacar tajada de la rocambolesca situación y la pobre Florence, la esposa del comerciante, quien sin comerlo ni beberlo se verá envuelta en una espiral de dudas, celos, ambiciones y reencuentros que nos llevarán a un colofón bastante inesperado.

Lang contó en esta ocasión con la inestimable colaboración de quien por aquel entonces era su esposa y la vez guionista de sus films. Esta fue la segunda ocasión en la que colaboraron juntos, tras el drama romántico La imagen errante (Das wandernde Bild, 1920). Nos referimos a la novelista y también esporádica actriz Thea von Harbou, que trabajaría con él hasta que el maestro se enamoró de la prometedora intérprete Gerda Maurus, su musa en trabajos como Los espías —Spione, 1928— o La mujer en la luna —Frau im mond, 1929—.

Posteriormente Thea abrazaría la ideología hitleriana, muriendo en París en 1954, aunque siempre será recordada por haber escrito la monumental Metrópolis, obra reverenciada hasta el día de hoy. A ella le debemos también la perfecta disección de personajes oscuros e impactantes, historias sociales cargadas de drama y de tragedia, caracteres profundos y leales a sus principios, y especialmente, un puñado de retratos femeninos dignos de admiración y del mayor aprecio.

Esta es otra modestia historia sobre una mujer leal y enamorada, cuyo marido no vive en paz hasta no obtener claridad sobre una circunstancia anómala que tuvo lugar en el día de su boda. El film se basa en un in crescendo de intensidad narrativa que también recuerda a episodios posteriores de películas que por uno u otro motivo tuvieron mayor calado en su vasta e interesantísima filmografía.

Las actuaciones de todo el elenco actoral son sobresalientes ya que todos los intérpretes se resisten a sobreactuar en una línea narrativa melodramática que invitaría a la gesticulación excesiva. Entre todos ellos, Carola Toelle, quien da vida a la sufrida esposa del comerciante, destila una encomiable y admirable veracidad en su rol a partir de una composición que logra transmitir las dudas y los deseos secretos que su personaje padece, mientras que un excelente contrapunto sería la participación de su vampírica amiga y confidente, quien no cejará en su empeño de medrar a base de constantes coqueteos e incluso de no tener escrúpulos a la hora de traicionar a la que se supone su mejor amiga.

Vale la pena mencionar también la gran fotografía de Otto Kanturek y el diseño de producción de Ernst Meiwers y Hans Jacoby, quienes consiguen una magnífica ambientación tanto de los suntuosos vestíbulos de hoteles y salas donde se mueve la clase alta como de la representación realista de los escenarios suburbiales y entornos menos favorables: calles de barrios miserables repletas del tipo de caracteres que se puede esperar encontrar en este tipo de lugares.

En definitiva, un trabajo menor dentro de la colección de clásicos que convirtieron a Fritz Lang en uno de los mejores directores de la historia del cine, pero que satisfará con creces a los amantes de la época expresionista alemana, un periodo en el que se parieron auténticas obras maestras, y que sirvió de instrumento principal a la hora de desarrollar futuras escuelas estéticas del cine mundial. Toda una curiosidad que no debería pasar desapercibida.

Francisco Nieto