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Personaje creado por Edward Noyes Wescott en una novela publicada en 1898, el personaje de David Harum ha sido adaptado en distintas ocasiones a la pantalla y también como serial radiofónico. En esta primera ocasión, el veterano actor William H. Crane se metió tan magníficamente en la piel de Harum que luego siempre fue recordado por este papel. Más tarde, en 1933, Will Rogers retomó el personaje y desde 1936 hasta 1951 la radio lo incluyó en sus programas semanales.
David Harum es el banquero de un pequeño pueblo del medio oeste estadounidense que vive con su hermana, una simpática solterona que muchas veces soluciona los problemas de su hermano sólo con su buen juicio y su bondad. Una bondad que también refleja el carácter de Harum, tranquilo y deseoso de ayudar en los problemas ajenos, que a menudo se le presentan sin buscarlos. Sería un desfacedor de entuertos como nuestro Quijote, para entendernos, pero siempre sin cargar las tintas en los aspectos demasiado turbios de la historia.
Aquí, el buen banquero tiene que lidiar con un ex empleado que ha jurado vengarse porque Harum descubrió sus trapicheos monetarios y le ha despedido. Al mismo tiempo intervendrá un joven que llega al pueblo buscando trabajo y también la sobrina de los Harum. En suma, un relato amable con su chispa de intriga, todo ello presidido por una interpretación singular de Crane. De hecho, Dwan apenas hubo de tener más problemas que fotografiar las andanzas del banquero y dejar que el carisma de ese actor condujese la película.
Una curiosidad: se dice que Dwan realizó el trávelling más largo de la, hasta entonces, corta historia del cine, sobre un carro y recorriendo las calles del pueblo hasta llegar al banco. Sin duda, ese plano recurso fílmico es interesante, pero recordamos otros anteriores, de mister Griffith que no le andan a la zaga.
Eddie Constanti