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Vemos a Helen a los seis años (interpretada por una actriz infantil impresionante), completamente ciega y sorda desde la infancia: muda, aislada de casi todo contacto humano. (La señora Keller perdió la vista y el oído a causa de la escarlatina, pero esto no se explica adecuadamente en la película.) Vemos también la famosa escena en la que Anne Sullivan bombea agua en la mano de Helen mientras deletrea la palabra del alfabeto manual para "agua" en su dedos. A pesar de la puesta en escena del cuadro, estas secuencias son profundamente conmovedoras, porque las reconocemos como hechos reales.
Las primeras secuencias se ven empañadas en gran medida por la representación de algunos sirvientes negros estereotipados en la casa Keller. En la vida real, el padre de Keller había sido oficial en el ejército confederado, pero de alguna manera encuentro a los sirvientes de la familia Keller más serviles de lo necesario para una historia ambientada en ese tiempo y lugar. La secuencia intermedia muestra a Helen Keller de unos veinte años, ahora capaz de hablar (crudamente) y asistiendo a la universidad con Anne Sullivan traduciendo los textos a Braille para ella. Esta película no se detiene en la ironía central de la vida de Helen Keller: a saber, que para poder interactuar con el mundo, otra persona (Anne Sullivan) tuvo que dedicar sus propios ojos y oídos a los propósitos de Helen Keller. Además, debido a que ésta es una película silente, todos estamos necesariamente sordos junto con la señora Keller y no podemos comprender completamente el aislamiento de su propia existencia silenciosa dentro del mundo de las personas oyentes (ya que toda esta película se desarrolla en silencio).
Escuché la voz de Hellen Keller en algunos noticieros de la era del sonido: es una pena que "Deliverance" (sin banda sonora) no pueda transmitir completamente sus esfuerzos por poder hablar coherentemente mientras no puede escuchar sus propias palabras. En la secuencia final y más inspiradora, vemos a la verdadera Helen Keller trabajando incansablemente como una figura pública para mejorar las condiciones de otras personas ciegas y ayudándolas a aprender oficios útiles. (Otra ironía: ninguna de esas personas ciegas podría haber apreciado esta película.) Hablando directamente a la cámara, también transmite (a través de intertítulos), su creencia en una deidad todopoderosa y benevolente. ¡Qué mujer tan extraordinaria fue Helen Keller!
