1581

Despertando a la vida


General

Titulo original: Waking Life
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 2001
Género: Animación

Otras personas

Director: Richard Linklater
Escritor: Richard Linklater
Productor/Estudio: Fox Searchlight Pictures
Compositor: Glover Gill
Fotografia:

Funcionalidades

Duración: 100
Pistas de idioma: Castellano; Inglés
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Color
Fuente ripeo:
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 1,6 Gb

Reparto

  • Ethan Hawke
  • Julie Delpy
  • Wiley Wiggins
  • Trevor Jack Brooks
  • Timothy Speed Levitch
  • Glover Gill
  • Laura Hicks
  • David Sosa
  • Alex Jones

Sinopsis

Muestra las variadas conversaciones que un anónimo protagonista tiene con distintas personas que parecen entrar y salir de su vida sin motivo aparente. Pero paulatinamente se atisba un propósito detrás de los crípticos y profundos intercambios. La primera gran frase de Waking life, "dream is destiny" (el sueño es el destino), marca la gran idea sobre la que gira la película: entrometerse con el mundo de los sueños, tan inquietante y honesto como oscuro y apasionante, abrirse a él pese a no poder controlarlo, permitirse disfrutar al máximo del instante eterno que dura.

Comentarios

Premios
2001: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor película de animación
2001: Premios Independent Spirit: 3 nominaciones incluyendo Mejor película
2001: Asociación de Críticos de Chicago: Nominada a Mejor película

Desde Descartes a Jorge Luis Borges, el hombre siempre se ha planteado la posibilidad de que la vida sea un largo sueño producido por la infinita capacidad creativa que posee el cerebro humano. También en el cine es frecuente la incursión por el mundo de los sueños y las exploraciones a extrañas dimensiones en las que puede sumergirse un individuo. En Waking life, el ingenioso director estadounidense Richard Linklater, una de las voces más destacadas del cine independiente del país americano, responsable de obras que pueden considerarse ya de culto como Slacker (1991), Dazed and confused (1993) y Before de Sunrise (1995), realiza un experimental y fascinante largometraje animado que desarrolla íntegramente una historia que sólo acontece en la soñadora cabeza de su personaje principal.

Hasta ahora, los adelantos tecnológicos que permiten la elaboración de filmes puramente animados se habían utilizado para concebir productos que apuntaban esencialmente al mercado infantil, pero que se caracterizaban por deslizar, detrás de una historia atrapante y cautivante para los más chicos, el tratamiento de temas de mayor profundidad, dirigidos para los más grandes. Antz o Toy Story son algunos de los muchos ejemplos que pueden mencionarse. Distinto es el caso en Waking life. En esta cinta, la apuesta de Linklater no responde a los patrones recurrentes de la industria cinematográfica: su película animada está dirigida a los adultos. Sin monstruos, insectos ni juguetes de por medio.

La técnica de animación utilizada en esta cinta es peculiar. Puede decirse que Linklater hizo dos películas en una, ya que primero filmó las escenas con actores de carne y hueso, usando una cámara digital, y luego, junto al director de arte Bob Sabiston, decidió utilizar un software ideado por éste para colorear cada uno de los fotogramas. Se seleccionaron a treinta y un artistas para realizar esa tarea, y cada uno de ellos contó con total libertad para imprimir a cada pintura su estilo particular. El resultado es una imperdible y cautivante estética visual.

Waking life ofrece un apasionante recorrido por las preguntas primordiales que suele plantearse el hombre con respecto a su existencia. Linklater no se preocupa por dar a conocer detalles acerca del joven protagonista principal, a quien el actor Wiley Wiggins le pone la voz, de quien no se sabe ni su nombre. Sin embargo, el director estadounidense realiza una perfecta composición introspectiva del personaje: no sabremos cómo se llama, pero conocemos (y muchas veces nos identificamos con) sus más profundos interrogantes, su ansiedad de (auto)conocimiento, su pasión por la vida, su curiosidad, su capacidad para escuchar al otro. O a sí mismo. Porque todo lo que vemos es la secuencia una tras otra de un sueño que parece no tener fin.

Puede achacársele al filme un quizás exagerado tinte pedagógico, demasiado tendente a responder las preguntas que plantea el muchacho a cada uno de los fascinantes personajes con los que se cruza (aunque no siempre se sueña a sí mismo: es imperdible una conversación que mantienen sobre la cama los dibujos de Ethan Hawke y Julie Delpy, realizados por ellos mismos en un guiño del realizador para aquellos que vieron a ambos actores enamorados en Before the Sunrise). Pero esa verticalidad es absolutamente perdonable, porque puede ser utilizada por algunos espectadores para una primera aproximación (o reencuentro) con algunos de los pensamientos esenciales de hombres de la talla de Jean Paul Sarte, Sigmund Freud o Michel Foucault, entre otros.

Si bien existe un hilado temático general, cada diálogo de la trama se presenta como independiente del otro. Eso le quita algo de ritmo narrativo a la historia, pero posibilita que cada secuencia tenga una riqueza y un peso específico propio. Y no impide que cada una de ellas esté dotada de una atmósfera espesa y cautivante. Pese a esto, es necesario aclarar que el lenguaje verbal utilizado es bastante complejo, por lo que es aconsejable no detenerse palabra por palabra sino tratar de captar la esencia de lo que se ve. Igualmente, la sensación final es que se trata de una de esas películas que pueden disfrutarse tanto o incluso más la segunda vez que se la mira (cosa que todavía no pudo hacer este cronista, valga la aclaración).

La primera gran frase de Waking life, "Dream is destiny" (el sueño es el destino), marca la gran idea sobre la que gira la película. Entrometerse con el mundo de los sueños, tan inquietante y honesto como oscuro y apasionante, abrirse a él pese a no poder controlarlo, permitirse disfrutar al máximo del instante eterno que dura. Ésta es la propuesta/desafío que plantea el filme, seguramente otro de la lista de Linklater que pasará a integrar la privilegiada esfera que ocupan los llamados "de culto". Porque quizás no haya tanta diferencia entre aquello que soñamos y eso otro que denominamos realidad. Quizás sólo se trate de hacerse cargo de lo que cada uno es y quiere ser, dejando en libertad de expresión a las enormes cantidades de creatividad e imaginación que se alojan temblorosas en cada una de las soñadoras cabezas humanas que habitan el planeta.

Muy rara vez nos llega una cinta cuyo contenido haga pensar, y no porque su trama sea complicada, sino por la calidad de las ideas que expone. "Despertando a la Vida" lo logra deshaciéndose del peso y exigencias de la narrativa tradicional, y con un mero esbozo de historia lleva al espectador a recorrer un desfile de propuestas, teorías y meras arengas sobre la vida, la percepción, el orden social y la naturaleza de los sueños. Tal vez suena confuso, pero esta cinta no fue hecha para sintetizarse limpiamente en un párrafo, ni para llevar a la novia, ni para pasar el rato. Fue hecha para retar al espectador y para lograr que se cuestione a sí mismo sobre los temas que se tratan en ella.

"Despertando a la Vida" muestra las variadas conversaciones que un anónimo protagonista tiene con distintas personas que parecen entrar y salir de su vida sin motivo aparente. Pero paulatinamente se atisba un propósito detrás de los crípticos y profundos intercambios, que tal vez revele, tanto al protagonista como al público, la naturaleza de la situación que experimentan los personajes.

El director Richard Linklater ha sido aclamado como el padre de los cineastas independientes, pues desde su seminal obra "Slacker" ha logrado trabajar en mayor o menor medida lejos de la influencia de los grandes estudios, tal vez con un par de excepciones. Y mientras que sus películas fueron divertidas y hasta propositivas, nunca esperé este grado de profundidad y de técnica.

Porque ésa es otra razón para ver la película; "Despertando a la Vida" hace uso fresco e innovador de la tradicional técnica del "rotoscopio" que consiste en filmar a los actores y luego dibujar encima, cuadro por cuadro, para lograr movimientos muy realistas con un estilo visual similar al de la animación pintada a mano. El resultado es muy vistoso e interesante, y conforme avanza la "historia", se vuelve evidente que tal estilo visual no está sólo de adorno, sino que complementa los hechos y revelaciones que se hacen.

Aunque no se esté necesariamente de acuerdo con algunas de las opiniones que se expresan en la cinta, es innegable que quien lo sepa apreciar encontrará en "Despertando a la Vida" una experiencia única en el cine, mitad narrativa, mitad académica, y no faltará quien vea su filosofía personal y sus percepciones sobre el mundo cambiadas para siempre. ¿De qué otra película se podría decir lo mismo?. Vehementemente recomendada.