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Ripeado por Arupa a partir de un xvid de 1,3 GiB
Sin lugar a dudas, la aventura matrimonial constituye un apasionante tema de estudio y debate que puede analizarse desde muy diversos prismas. Bergman lo hizo a través de su vertiente más compleja y descarnada con sus “Secretos de un matrimonio” pero, obviamente, ni todas las relaciones maritales son tan abstrusas y dramáticas como las que planteaba el sueco en su peli ni tampoco considero que resulte imprescindible sentar cátedra ni jurisprudencia fílmica para atreverse a tratar tan inextricable vínculo.
Donen, en este sentido, nos ofrece mediante “Dos en la carretera” una visión de la relación de pareja -a través de los años- mucho más ligera y asequible. Una visión que, pese a rozar el tópico en ciertas ocasiones, se nos manifiesta -en términos generales- original, creíble y divertida. Para ello Donen no duda en emplear como hilo conductor de su historia la efectiva e infalible metáfora del viaje. Un recorrido vital y kilométrico a lo largo del cual el bueno de Stanley irá desgranando, mediante continuas elipsis, todas aquellas etapas por las que habitualmente va transitando toda pareja: enamoramiento, pasión, alborozo, complicidad, idealización, discusiones, rutina, hastío, infidelidades, desencanto... Como siempre, con pulso, distinción y eficacia. Renunciando categóricamente a mostrarse trascendental o empalagoso y haciendo gala de un sentido del humor tan ingenioso como mordaz.
Una peli -en definitiva- repleta de buenos diálogos, de secuencias entrañables y divertidas, de buenas interpretaciones (Finney y Hepburn estaban en la cúspide de sus respectivas carreras) y, por si fuera poco, con una partitura (la de Mancini) memorable.