Comentarios
Lang en pleno estado de gracia nos deja una dirección técnica y montaje propias de su virtuosismo: el amplio uso de sobreimpresiones que utiliza para resaltar sobre todo el poder y la maldad de Mabuse pero también para cosas tan sencillas como mostrarnos en qué está pensando el personaje. Travellings circulares como el del casino 'indetectable para la policía'. El juego con la luz y la sombra , potenciando la iluminación en primeros planos y planos detalles y manteniendo una contraste bastante neutro en general salvo en las secuencias de exterior nocturnas, sobre todo cuando se adentran en los barrios bajos, justamente los decorados más acordes al expresionismo y que sin embargo llegan a resultar más realistas. El montaje en paralelo, nos va mostrando la acción en dos escenarios diferentes al mismo tiempo y jugando con el tiempo, algo que hoy en día ya está ampliamente asumido pero que durante décadas no se utilizó. El uso de flashbacks, por ejemplo podemos ver como un don nadie va prosperando hasta hacerse dueño de un local de apuestas ilegal simplemente con unos planos muy sencillos que nos lo muestra en diferentes épocas, o como el conde narra la noche que se llevaron a su mujer. Una marca de la casa de sus primeras películas, el uso de relojes de todo tipo, podríamos hacer un catálogo bastante curioso tan solo con los que salen en sus películas de Mabuse y Metrópolis, con la distinción de los que marcan la hora desde la 1 hasta las 12 o de la 1 a las 24 para marcar de forma muy sencilla si estamos situados de tarde o de noche. Y un largo etcétera que es mejor descubrir viendo la película.
La gran virtud que tiene "Dr. Mabuse" tecnicismos a parte es la capacidad de no aburrirnos durante tantas horas. Es duro ver una película de más de dos horas y cuando encima es muda aún más pero el estar contemplando el juego del gato y del ratón, la capacidad para sorprendernos incluso eliminando de escena a personajes a priori relevantes y las maldades una detrás de otra de Mabuse cargado de prepotencia y creyéndose intocable, capaz incluso de jugar con el fiscal varias veces en persona, hace que resulte bastante amena.
Fritz Lang, fascinado por el personaje del Doctor Mabuse, retomaría el personaje en otras dos ocasiones: en 1933, “Das Testament des Dr. Mabuse” (El testamento del Dr. Mabuse), y en 1960, “Die 1000 Augen des Dr. Mabuse” (Los mil ojos del Dr. Mabuse), su última película. Al dividir EL DOCTOR MABUSE en dos partes, se favoreció que distribuidores y exhibidores eliminasen metraje del film y presentasen nuevos montajes resumen de las más de cuatro horas originales.
