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El realizador británico Terence Fisher demostró su dominio escénico en esta portentosa película tan llena de riqueza visual como de limitado presupuesto, al estilo de la productora británica Hammer, caracterizada por su austerirad, pero también por su manifiesta habilidad por sacar partido a todos sus recursos artistísticos (guiones, decorados, fotografia, iluminación...)
Este Drácula nos dejó grandes momentos y remodelo la imagen arquetípica del conde devolviéndole su lado más amenazante y salvaje. Lejos de los ademanes aristocráticos del monumental Lugosi de los años 30.
Fiel a la novela de Stoker se nos presenta al personaje como un monstruo con apariencia humana y fines destructivos. No existe romanticismo en sus acciones como Coppola reflejára en su autoproclamada fiel versión a la novela de Stoker. Esta obra es mas cercana en el fondo que en la forma a la novela del escritor irlandés.
Por otro lado es imposible no hacer mención a un actor como Peter Cushing que con su firme y entregada interpretación nos regala el mejor Van Helsing de todas las adaptaciones. Emocionante y visceral. Si la pueden recuperar, no se la pierdan.