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Drácula de Bram Stocker


Personal

Valoración personal: 8 stars

General

Titulo original: Bram Stocker´s Dracula
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 1992
Género: Terror

Otras personas

Director: Francis Ford Coppola
Escritor: James V. Hart; Bram Stoker
Productor/Estudio: Columbia Pictures; American Zoetrope; Osiris Films
Compositor: Wojciech Kilar
Fotografia: Michael Ballhaus

Funcionalidades

Duración: 128
Pistas de idioma: Castellano; Inglés
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Color
Fuente ripeo: BD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 3,1 Gb

Reparto

  • Gary Oldman
  • Winona Ryder
  • Anthony Hopkins
  • Keanu Reeves
  • Sadie Frost
  • Richard E. Grant
  • Tom Waits
  • Cary Elwes
  • Mónica Bellucci

Sinopsis

Jonathan Harker es un joven abogado que viaja a un castillo perdido en el este de Europa, siendo allí capturado por el conde Drácula, que viajará hasta Londres inspirado por una fotografía de la prometida de Harker, Mina. Ya en Inglaterra, el conde iniciará su intento de conquista y reinado de seducción y terror, absorbiendo la vida de la mejor amiga de Mina, Lucy.

Comentarios

Francis Ford Coppola y su guionista Hart dieron otra vuelta de tuerca a la conocidísima novela de Stoker, ofreciendo un espectáculo posmoderno que compendia la tradición cinematográfica sobre el mito vampírico y experimenta una original estética.

Posiblemente una de las películas más polémicas de la década. La crítica se dividió de forma irreconciliable: hubo quienes la consideraron una obra maestra mientras que otros pensaron que era una memez envuelta en celofán servida por un director en horas bajas que vivía de las rentas artísticas que su nombre generaba gracias a las tres películas de EL PADRINO.
Sin duda, lo más discutible de esta producción es su título. A pesar de que el desarrollo argumental está próximo a la trama desarrollada por Stoker, el tratamiento romántico del personaje se aleja totalmente del protagonista de la obra literaria. El novelista irlandés perfiló la figura del vampìro como una encarnación en la Tierra del Mal absoluto. Su único interés es socavar los cimientos de la sociedad de su tiempo introduciendo en ella la semilla de la destrucción.

Sin embargo, el guión de Hart nos presenta a un amante atormentado con deseos de venganza dispuesto a "atravesar océanos de tiempo" (como he llegado a odiar estas palabras por culpa de los que han intentado convertirlas en cita ineludible en las Grandes-Frases-Del-Cine) para reencontrarse con la reencarnación de su amada.
drac31.jpg (2295 bytes) Es algo demasiado manido. Desde los tiempos de LA MOMIA (¡1932!) la figura del no-muerto buscando en la sociedad contemporánea el doble perfecto de su ser querido se ha convertido en un tópico muy recurrente que incluso ha servido de coartada argumental a "blaxplotations" como BLACULA o a parodias como AMOR AL PRIMER MORDISCO.

Otro elemento fundamental en Stoker es que, después de los primeros acontecimientos recogidos en el diario de Jonathan Harker, la figura del conde desaparece como personaje para convertirse en una presencia en la sombra. Y éste es uno de los grandes aciertos de la novela: no aparece su figural, pero se advierte que está ahí, en Inglaterra. Conocemos sus actos; no porque nos sean descritos, sino porque conocemos sus resultados. Los lectores somos como los otros personejes, intuimos a Drácula, pero no nos enfrentaremos con él hasta que lo hagan van Helsing y sus colaboradores en el desenlace final. Sin embargo, en la película que nos ocupa, Gary Oldman está apareciendo constantemente en pantalla bajo las formas más diversas, a lo que no habría nada que objetar si el título de la película no prometiera fidelidad a la obra original.

Dejando ya el error que supone la advocación del autor en el título de la película, pasemos a juzgarla en términos exclusivamente cinematográficos. BRAM STOKER'S DRACULA es una buena película, cuidada hasta el máximo y con los suficientes estímulos intelectuales y artísticos para que el espectador dedique -después de su contemplación- parte de su tiempo a reflexionar sobre aquello que ha visto. Teniendo en cuenta cómo es, en general, el cine de los noventa, esto ya es mucho.
En el aspecto artístico -y en esto coincide casi la totalidad de la crítica- el prólogo es un alarde de sabiduría cinematográfica.
Aquí encontramos al mejor Coppola; aunque -todo se ha decir- influido por el cine japonés y en particular por el Kurosawa de KAGEMUSHA (película coproducida por Coppola ¡qué casualidad!). Quizás este fulgurante comienzo nos hace albergar esperanzas excesivas que no se materializan totalmente en el resto del metraje. La idea de ambientar la acción en la fecha en que se editó la novela permite algunas licencias interesantes como la asistencia a una primitiva proyección del cinematógrafo (olvidemos, por favor, las ridículas gafas azules que protegen los ojos del vampiro) o que los trucajes visuales del filme (en particular las -excesivas- sobreimpresiones) nos remitan a las imágenes de las añejas miniaturas de Méliès.
Pero este intento -loable- de recreación de una época y del estilo de una época choca con las muy sofisticadas metamorfosis del protagonista, demasiado numerosas y demasiado espectaculares. El Drácula-amante atormentado se ve eclipsado por el Drácula-polimórfico. Es excesiva su pelambrera canosa, es excesiva su figura de vampiro-gárgola, incluso es excesiva su figura de vampiro "fin de siècle" con chistera gris y frac a juego iniciando en los misterios del hada verde (es decir, para los abstemios, la absenta) a su amada en un fragmento que tiene más de "spot" publicitario para "epatar" a los modernos que de escena que haga progresar la acción dramática.

Otro aspecto polémico es la -para mí- equivocada dirección de actores que supone haber dejado total libertad a Sir Anthony Hopkins, que hace una interpretación grotesca, histérica, histriónica y "pasada de rosca" de quien se supone que es un triple doctor -médico, filósofo, teólogo- más próximo a un místico que a un personaje de "grand guignol".
Pero, a pesar de todo ello, la película deja una sensación de obra bien hecha, de cine comercial -eso sí- pero inteligente, que hace que sea recomendable no sólo su visión, sino también su revisión. No es, quizás, una obra de arte indeleble en la memoria de los que la han visto, pero sí que es una realización superior a la media de los productos industriales que Hollywood nos ofrece. Puede encandilar, simplemente gustar o desagradar; pero es precisamente esta capacidad de generar polémica lo que la convierte en una película importante -y no sólo del cine fantástico.

1992: 3 Oscar: vestuario, maquillaje, efectos de sonido. 4 Nominaciones