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A nadie se le escapa que a Browning le iban estos escenarios e historias en concreto: bajos fondos, Oriente como amenaza, personajes retorcidos y siniestros y ambientes malsanos. Aquí repite temática y nos ofrece un pueblecito chino como fondo de la historia, con traficantes de opio y amores imposibles en escena. Incluso se atreve (¿por qué no?), a dejar en el aire una tierna historia de amor al más clásico estilo madame Butterfly, con la equisita Anna May Wong como chinita de quince años, enamorada del galán occidental de turno.
La historia tiene algunos vuelcos que no acaban de permitir un producto redondo. ¿Por qué se va Priscilla a ese pueblecito de mala muerte, donde no podrá conseguir ni un centavo para salvar a su hermana de las garras del estupefaciente? ¿A "qué juega" el brutote de Wallace Beery, que tan pronto queda en bancarrota apostando a las carreras de caballos, como se nos muestra como uno de los contrabandista de opio?
Por suerte, la buena mano de Browning renace de dichas cenizas en la última parte de la película, con una excelente batalla entre chinos buenos y malos e incendios múltiples; y la muestra del buen corazón de Anna, que tiene un final muy acorde con su resignado papel butterflyano. Además, la copia que nos llega está revestida de unos estupendos virados y proviene de la moscovita Gosfilmofond y el Instituto Nacional Húngaro.
A ver quién se la pierde.
(Eddie Constanti)
