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En otro archivo Que Grande es el Cine, de José Luis Garci. Programa 200. Presentación y coloquio.
Fecha de emisión: 13-marzo-2000. Invitados: Miguel Marías, Juan Manuel de Prada y Oti Rodríguez Marchante.
Desde el momento que Perla va caminando hacia su habitación con la lamparilla en la mano pasando por delante de los dos hermanos, ya se olfatea la tensión sexual e intuímos la actitud de ambos hacia ella. Aún sorprende tanta sensualidad en un título de los años 40, pero a David O. Selznick le gustaban las situaciones al límite.
Jennifer Jones se excede en gestos cuando muestra emociones fuertes, pero es fotografiada con maestría haciendo resaltar el blanco de sus ojos y dientes sobre su tez morena y lo que sí logra ésta es dar cuerpo a una criatura salvaje e inexperta que se convierte en centro de disputas y se debate entre la seguridad y la pasión.
Joseph Cotten y Gregory Peck hacen acertadamente la encarnación del bien y el mal como reflejo de la personalidad del autoritario y visceral padre (Lionel Barrymore que estaba realmente en silla de ruedas desde hacía años) y tambiém aparece Lillian Gish, toda una superviviente que empezó con Griffith décadas atrás y siguió dejándose ver en más películas otras tantas décadas después.
Como en Lo que el viento se llevó, la personalidad de Selznick es la que manda y parece que hubo otros directores que intervinieron, pero quien firma es King Vidor, gran cineasta desde el mudo, versátil y eficaz, que lleva la historia con seguridad y buen ritmo obsequiándonos con espléndidas panorámicas, bellos primeros planos y majestuosos planos generales (la encendida fotografía en color plena de rojos es magnífica).
Duelo al sol forma parte de esos contados títulos imprescindibles y si sólo se fracasa en la dirección de la Jones, es de suponer que con el tiránico Selznik emcima poco podía hacer Vidor para contener a la que por entonces era la chica del productor.