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Restauración ofrecida por la distribuidora Eureka!, con buena definición y algo chirriante en cuanto a los virados se refiere, algo que proviene de la misma versión del día de su estreno y del deseo expreso de L'Herbier.
Quinta película de L'Herbier, considerada como su obra maestra, se filmó en Granada, Sevilla y Sierra Nevada. Está interpretada por Ève Francis, esposa de Louis Delluc, quien al ver la película, entusiasmado, dijo: "¡Esto es cine!". Un avance: quien espere asistir a lo que suele llamarse "una españolada", es decir, la pintoresca visión que tienen algunos extranjeros sobre España, que se lo quite de la cabeza.
En "El Dorado", L'Herbier utiliza distorsiones de las imágenes para transmitir diferentes mensajes o impresiones: las caras de los bebedores se distorsionan al emborracharse, la cara de Sibilla se vuelve borrosa cuando piensa en su hijo enfermo o las fotografías de la Alhambra cambian para expresar la visión artística del pintor que quiere representarla. Al contrario de lo que sucedía en películas expresionistas como "El gabinete del doctor Caligari", en este filme dichas distorsiones se logran por medios ópticos y no se aplican sólo a los escenarios. Otra de las nuevas técnicas pioneras de L'Herbier es el punto de vista que sitúa al espectador en el centro de la acción, por ejemplo en el caso de varios personajes que recuerdan el pasado.
Obra modernísima en su concepción, alterna escenas de la multitud con primeros planos descriptivos de personajes secundarios o incluso anónimos. Asimismo, los movimientos de la cámara son innovadores: tomas de seguimiento, panorámicas y absoluto aprovechamiento de los paisajes naturales que L'Herbier tuvo a su disposición. Con luces y sombras bien remarcados, los colores de los virados se han exagerado en algunas escenas para incidir en ese aire general de tragedia que comporta la trama.
La secuencia final, con el baile de Sibilla, es un compendio de todas las cualidades que destila la película: mágica, casi onírica, esa danza de Ève Francis es uno de los momentos más brillantes que uno recuerda en la época del silente. En suma, un melodrama desgarrado que cuenta con todos los alicientes para satisfacer al paladar más exigente. Una maravilla.
