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Pocos directores del período silente del cine merecen tanta atención como Maurice Tourneur. Puede que sus películas no siempre sean las más entretenidas, pero la mayoría de las que hemos visto contienen algo que interesa. "Alias Jimmy Valentine", por ejemplo, tiene grandes problemas de guión, pero la escena del atraco se filmó de manera sobresaliente para estar realizada en 1915. Aquí, también, los mensajes alegóricos (el pájaro azul es felicidad, etcétera) son demasiado inocentes a veces, pero en el fondo existe una inspiración innovadora.
La transferencia oscura y parpadeante de una impresión deteriorada (la restauración no siempre puede hacer milagros), seguramente quita gran parte de las cualidades visuales de la película, pero parte de la fotografía y el virado de color brillan. Tourneur se preparó para el viaje al país de los sueños de esta película con el clímax soñado en "La pobre niña rica" del año anterior. La maravilla y la imaginación de un niño quedan bien expresadas. A pesar de su antigüedad, el mejor elemento de la película aún es evidente: su conciencia. Y parece bastante obvio que el filme es comparable a "El mago de Oz" (1939), pero más aún a la trilogía de 1914, que produjo Baum. Los disfraces de animales son especialmente atractivos, al igual que los fondos y conjuntos, baratos pero bonitos. Y cabe destacar asimismo las tomas trucadas en el camino, que parecen surgidas de una fantasía de Méliès; y el plano final, donde el niño se vuelve hacia la cámara y se dirige directamente a la audiencia para mostrar la parábola de la película. En resumen y durante casi todo el metraje, Tourneur supera el desgaste de la edad y la franqueza a veces infantil de la alegoría.