3854

El Vagabundo


General

Titulo original: Le chemineau
Nacionalidad: Francia
Año de producción: 1905
Género: Drama

Otras personas

Director: Albert Capellani
Escritor: Albert Capellani; Victor Hugo
Productor/Estudio: Pathé Frères
Compositor:
Fotografia:

Funcionalidades

Duración: 5
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Buena
Peso: 70 Mb

Sinopsis

Bajo la nevada, un vagabundo recorre en vano la campiña francesa en busca de limosna, siendo despreciado por los viandantes. Finalmente, llega a una iglesia, donde es socorrido por el sacerdote, que le ofrece compartir su mesa y su habitación. Allí descubrirá, en una alacena, las joyas del templo.

Comentarios

Albert Capellani estudió arte dramático en el Conservatorio de París y se labró cierta fama como actor en algunos de los principales escenarios de la capital. En 1905, convencido de que el futuro estaba en la cinematografía, fue acogido en las huestes de la Pathé Frères y trabajó en el equipo de Ferdinand Zecca (del que en un futuro también pensamos ofreceros un ciclo). Allí se inició su carrera como realizador, guionista y más tarde productor, y coincidió no pocas veces con Segundo de Chomón, que añadía los efectos especiales a sus numerosas películas.

En 1914, al estallar la Gran Guerra, se alistó pero fue herido en la batalla de Soissons y tuvo que licenciarse. Más tarde se trasladó a Estados Unidos, donde rodó varios filmes y no regresó a su país hasta 1923, lleno de proyectos. En esa época ya destacaban figuras como Gance, DuLac, Delluc, etcétera, mientras que Feuillade y Perret estaban completamente encumbrados. Sus dos máximas creaciones ("Germinal" [1914] y "Quatre-ving-treize" [1921]), son dos maravillas reconocidas entre las mejores del cine de todos los tiempos.

Decía Capellani que el cine era el arte más realista, ya que registraba el teatro del mundo. Naturalista por naturaleza, era un ávido lector de Victor Hugo y Zola. En una reseña biográfica hemos leído que Capellani fue el eslabón entre Lumière y Renoir; no está mal pensado. En su obra se agrupa el melodrama, los cuentos de hadas y las adaptaciones literarias y en cualquiera de las escenas filmadas por él se trasluce ese aire genuinamente francés que, en efecto, más tarde reflejaría el mundo de Renoir.

Murió a los cincuenta y siete años a causa de una diabetes, prácticamente olvidado por la industria. Aquí queremos reivindicar la excelencia de su labor tras la cámara y ojalá podamos captar el interés de algún miembro de las nuevas generaciones que se acerque con curiosidad a este gigante del séptimo arte.
------------

Tras una opera prima de 40 m, Le Prestidigitateur pratique (1905), Capellani vio claro su futuro como cineasta. Su carrera no iba a ser un remedo de la de Méliès, por mucho que estuvieran de moda en ese momento los trucos del maestro. Así que, tras participar -no se conoce con exactitud hasta qué punto- en dicha producción, rápidamente tomó las riendas de un nuevo estilo, en el que fué pionero: asumir la recreación cinematográfca de las grandes obras de la literatura francesa. Y lo hizo muy bien, sin demasiadas pretensiones que le llevasen al fracaso. Esta primigenia película, en la que Capellani extrae un pasaje de Les Misérables, de Hugo, por primera vez en la historia del cine (luego vendrían decenas, hasta nuestros días) y la transforma en un espectáculo visual, es el mejor comienzo posible, cuando ya se tenía en mente adaptar obras del calibre de Quatre-Vingt-Treize.

Lamentablemente, la cinta no ha llegado viva hasta nuestros días. Falta la escena final, que ha sido sustituida en la posterioridad por el único intertítulo que tiene. Más joya todavía, si cabe.

Pese a la fecha de realización (1905), utiliza recursos narrativos bastante sofisticados e incluso alguno de una modernidad asombrosa. Me refiero, en especial, a la elipsis temporal en la casa del sacerdote, obtenida con una simple panorámica que pasa de una habitación a otra dentro del mismo decorado, que nos muestra solo el comienzo de la cena y el posterior alojamiento del vagabundo. También merece señalarse la presentación de éste pasando de un plano general a un primer plano. O esa larga toma de más de un minuto, lógicamente teatral, pero a la que Capellani dota de un gran dinamismo gracias al estudiado movimiento de la gente que pasa junto al protagonista sin hacerle caso.