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La historia no es nueva, pero aquí lo que brilla es el idílico paisaje, fotografiado con gusto y encuadres perfectos. La copia está restaurada, como todo lo que nos llega del Det Danske Filminstitut, pero peca de oscuridad. Es una pena, porque resulta muy fácil aceptar e integrarse con la trama. Caballos, vacas, cabras e incluso ratones se mezclan con los personajes y con el ambiente pastoril (hay que ver cuando comen cuatro personas del mismo cuenco). La chica rústica es una especie de Heidi con algunos años de más y no falta la escena de la pelea entre los dos "gallos" del gallinero, cuando se disputan a sus respectivas enamoradas.
De Emanuel Gregers, el director, no tenemos más referencias. Sabemos que al principio trabajó como actor y que se casó cinco veces, siempre con actrices que empleaba en sus cerca de cuarenta películas. Si queréis una recomendación, vale la pena dedicarle los 57 minutos que dura su metraje.
Eddie Constanti
