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El ángel exterminador


Personal

Valoración personal: 9 stars

General

Titulo original: El ángel exterminador
Nacionalidad: México
Año de producción: 1962
Género: Drama

Otras personas

Director: Luis Buñuel
Escritor: Luis Buñuel; Luis Alcoriza
Productor/Estudio: Uninci y Films 59; Producciones Alatriste
Compositor: Raúl Lavista
Fotografia: Gabriel Figueroa

Funcionalidades

Duración: 93
Pistas de idioma: Castellano
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: BR
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 2,1 Gb

Reparto

  • Silvia Pinal
  • Enrique Rambal
  • Claudio Brook
  • José Baviera
  • Augusto Benedico
  • Luis Beristáin
  • Antonio Bravo
  • Jacqueline Andere

Sinopsis

Un grupo de burgueses de la Ciudad de México son invitados a una cena en la mansión de los Nóbile después de asistir a la ópera. Mientras, los sirvientes y los cocineros sienten deseos de abandonar la mansión y se marchan. Al terminar la cena los invitados se dan cuenta de que no pueden salir de la habitación por una razón que desconocen, aunque no hay aparentemente nada que lo impida. A medida que van pasando los días, el alimento y la bebida escasean, los personajes enferman y la basura se acumula. A partir de ese momento las buenas costumbres y la cordialidad poco a poco se acaban perdiendo y los burgueses se comportan como auténticos salvajes.

Comentarios

Premios
1962: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
1962: Fipresci de la crítica internacional
1962: Sociedad de Escritores del Cine en Cannes

Película mexicana, es una de las tres películas dirigidas por Luis Buñuel, protagonizadas por Silvia Pinal y producidas por su esposo, Gustavo Alatriste. Fue producida después del éxito internacional de Viridiana, con este mismo tandem. La película franco-española de 1972 El discreto encanto de la burguesía (Charme discret de la bourgeoisie) aborda temas similares.

Lo que interesaba a Buñuel de este asunto es la posibilidad de hacer una película de catástrofe, de naufragio, como el evocado por La balsa de la medusa de Gericault, solo que en un lujoso interior burgués, con el comportamiento refinado de la aristocracia llevado a sus más humillantes límites de degradación. Pero también lo inexplicable de la desgracia, la lucha contra un impedimento desconocido y azaroso.
Se han propuesto explicaciones religiosas o marxistas de esta película, pero en el caso de Buñuel, nunca crea mediante las figuras de la alegoría o la metáfora, sino en todo caso parte de la greguería de Ramón Gómez de la Serna, el ultraísmo o el surrealismo, lo cual rechaza de plano interpretaciones alegóricas. Lo que sí que vemos es la degradación del comportamiento humano ante situaciones límite, incluso en la clase social en que presuntamente las normas de cortesía son más cultivadas.
Pero hay que tener en cuenta también el humor y el esperpento. Así, cuando por fin pueden salir, tras haber curiosamente conseguido estar todos y cada uno en la misma exacta postura en que comenzó la trágica encerrona y tocar la misma sonata de Paradisi que se interpretó en la recepción primera, van todos exultantes a una misa de "Te Deum", y al finalizar el rito, de nuevo la inexplicable situación de que no pueden salir de la iglesia. Pero ahora ya no son una decena, sino centenas quienes están atrapados, y como antes Buñuel les permitió que llegaran corderos que, sacrificados, fueron sabroso ternasco a su hambruna, ahora, y en el plano final, vemos zigzaguear en su auxilio a todo un rebaño ovino, mientras que la policía reprime a balazos unas manifestaciones de protesta que casualmente están sucediendo en el exterior, y la banda sonora emite campanadas, balazos y esquilas sobre la impresión de la palabra "fin". Uno no puede evitar tener en cuenta el componente de humor grueso.
El director usó en esta película sistemáticamente las repeticiones de secuencias, aunque no idénticas. A pesar de que en muchas ediciones se han cortado creyendo erróneamente que constituían defectos de montaje, estas son plenamente conscientes. Nada más comenzar la película vemos a todos los invitados que vienen de la ópera entrar en la mansión de Nóbile. Y entran dos veces. Pero con sutiles diferencias. En una secuencia el punto de vista de la cámara en el plano en que atraviesan la puerta de entrada es en un acentuado picado y en otra, en claro contrapicado. Del mismo modo vemos a las criadas, que, a la vez van saliendo de la casa, sin ningún motivo aparente, salir dos veces y esconderse de nuevo en sendas ocasiones al ver la llegada de los burgueses a la cena; el brindis es propuesto dos veces por el anfitrión... más de una decena de estas repeticiones, que dan un ritmo extraño y poético al film, podrían contarse.
En cuanto a los detalles de los diálogos, ha de tenerse en cuenta que es una película ideada enteramente por Buñuel, aunque colaboraba siempre con un guionista "escritor". Por ello está el film trufado de bromas privadas y recuerdos de juventud, sueños de la etapa surrealista y chistes habituales de sus conversaciones. Se permitió incluir uno de los gags de su etapa de Hollywood, escrito en mayo de 1944 (y registrado por Buñuel en la Screen Writers Guild con el número 30.454 en fecha de 14 de noviembre de 1945) con destino a una película de Robert Florey titulada The beast with five fingers (1947).

Curiosidades

Tras el éxito en Cannes de Viridiana, a Buñuel se le permitió volver a rodar una película con entera libertad, aunque no con todos los medios económicos que hubiera deseado. Y todo ello porque El ángel exterminador es un retrato de la alta burguesía, y Buñuel se quejó en sus memorias de lo parco que hubo de ser en cuanto a diseño de producción en esta película en particular:
A veces he lamentado haber rodado en México El Ángel exterminador. Lo imaginaba más bien en París o en Londres, con actores europeos y un cierto lujo en el vestuario y los accesorios. En México, pese a mis esfuerzos por elegir actores cuyo físico no evocara necesariamente a México, padecí una cierta pobreza en la mediocre calidad de las servilletas, por ejemplo: no pude mostrar más que una. Y esa era de la maquilladora, que me la prestó.
Luis Buñuel, Mi último suspiro, Barcelona, Plaza y Janés, 1982. pág. 288

El título de la película está inspirado en una idea de José Bergamín. Al principio se iba a titular Los náufragos de la calle Providencia, pero Bergamín le comentó que quería titular una obra teatral El ángel exterminador, y Buñuel, entusiasmado, le pidió prestado el título a lo que Bergamín respondió que no era suyo, sino de una obra muy antigua, el Apocalipsis de la Biblia.

Ocupa en lugar número 16 en la lista de la 100 mejores películas del cine mexicano creada por críticos especializados en México y además es listada entre las 1.000 mejores películas de todos los tiempos por el New York Times.