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Mediometraje de Holger-Madsen, con fotografía de Fritz Magnussen, quien también dirigiera películas, esta cinta cuenta con acertados virados de color y está incluida en el Proyecto Lumière para la recuperación de silentes. Según la publicidad que la acompaña, se nos quiere "vender" como un relato de horror, pero en realidad tiene mucho más de trama de intriga que de otra cosa, a pesar de que una buena parte de su metraje sucede de noche, lo que da pie a que Holger-Madsen aplique y distribuya sombras con su maestría habitual.
El guión ofrece todos los ingredientes habituales del genero: robos inexplicables, el típico personaje que se las da de listo, el detective que utiliza disfraces para facilitar su trabajo y una sorpresa final, cuando se descubre quién el ladrón en cuestión. O mejor dicho, a quién manipula el hipnotizador para que robe en su provecho. Es una película bien elaborada, correctamente interpretada y con la suficiente enjundia técnica y cinematográficamente hablando como para hacernos pasar sus cuarenta y dos minutos de duración con interés.
(Eddie Constanti)