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Finalizada la Revolución rusa, en Crimea los dos bandos contrarios se despedazan envueltos en fanatismo. El hambre y los traficantes se ciernen sobre el país. Proliferan los delatores y la entrada de los rojos ocupando la capital parece presagiar un cruento ajuste de cuentas. Jeanne, tras morir su padre asesinado, huye a París donde tiene familia. La seguirá Andreas, bolchevique enamorado, pero también Chalybjew, un asesino psicópata que sólo busca su provecho personal.
Para contarnos esta historia, Pabst recurre a los primeros planos, punteados por suaves desplazamientos de cámara, y el resultado es un relato inquietante, nervioso y que causa constante desasosiego. El París de esa época está exquisitamente retratado y la continuidad de la trama nos mantiene en vilo desde el comienzo hasta el final. El director aprovecha hasta el más mínimo gesto, guiño, ademán o reacción espontánea de los actores, para enriquecer la línea argumental. Pabst, maestro de la expresión cinematográfica, estudia cada carácter para profundizar casi clínicamente en él.
En este sentido, el reparto está perfectamente equilibrado y todos cumplen a la perfección, encabezados por Fritz Rasp, tal vez el más odioso de los malos del cine (tras von Stroheim, por supuesto). Recordémoslo en obras tan importantes como "Schatten", "Metrópolis", "Spione", "Frau im mond" o "Tres páginas de un diario", donde, en la escena de la seducción, mueve y alza a Louise Brooks como si manejara un palillo chino. Es tan repugnante su personaje que, cuando cae preso al final de la película, desearíamos que hubiese recibido mucho más castigo, un acuchillamiento masivo, por poner un ejemplo. Citemos también a la sensible Brigitte Helm, en su papel de ciega.
Ese final citado quizá sea el único punto débil del filme. Parece como escrito demasiado apresuradamente, en relación con la intriga y tensión que hemos vivido durante más de una hora y tres cuartos. Con todo, una magnífica producción que merece todo nuestro interés y más en estas condiciones, con una calidad de imagen impecable.