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La copia nos ha llegado en dos fragmentos, cada uno con una resolución diferente. Hemos unificado y unido dichas resoluciones. La copia trae virados y la imagen es muy clara.
"El aprendizaje de Olli" es unos de los libros infantiles más conocido de la escritora finlandesa Anni Swan. Con su texto se produjo esta película, la más famosa de la cinematografía de Finlandia en el inicio de los años veinte y también la que permitió exportar dicho cine al resto del mundo.
Nos encontramos ante una mezcla de temas de Dickens, retazos de "De los Apeninos a los Andes" y alguna pincelada de "Tom sawyer", todo ello dibujado con las características nórdicas finlandesas. Un niño bastante repelente, todo hay que decirlo, es conducido lejos de sus padres. El raptor es su primo, que de esta forma piensa que heredará la fortuna del padre del niño (su tío). Olli, el chaval, irá creciendo semiesclavizado por un zapatero mientras sus padres creen que ha muerto. Su único amigo, otro producto del arroyo, tratará de ayudarle para escapar de la triste vida que lleva.
Dinámica y bien realizada epopeya, casi una saga en pequeño, su director, Teuvo Puro, encuentra en los protagonistas juveniles a sus mejores aliados. Los escenarios reflejan unas realidades vitales muy alejadas de nosotros, pero al mismo tiempo nos sentimos identificados con las peripecias de ese alma en pena que desde los nueve años tiene una existencia patética. Siguiéndole, viajamos desde Finlandia hasta la cercana Suecia y ello nos permite acceder a paisajes y ciudades interesantes por lo exótico que nos resulta.
Nuestra recomendación, para disfrutar de pleno con la película, es que no os dejéis llevar por el miserabilismo que circula por toda la cinta y que sigáis la trama con la esperanza de que, al final, las cosas se enderazarán, tanto para Olli como para vosotros, los espectadores. Ya sabéis el refrán: no hay mal que cien años dure (ni cuerpo que lo resista, añadiríamos).
Una propuesta interesante (creemos), plena de personajes malvados, de criaturas malignas, de una niña guapa pero algo tuberculosa y de hospicios tremebundos. Y, por encima de todo esto, Olli, emergiendo como un raro tulipán entre tanta inmundicia. ¿No os apetece?
(Eddie Constanti)
