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El arca de Noé


General

Titulo original: Noah's Ark
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 1928
Género: Drama

Otras personas

Director: Michael Curtiz
Escritor: Darryl F. Zanuck; Anthony Coldeway
Productor/Estudio: Warner Bros. Pictures
Compositor:
Fotografia: Barney McGill; Hal Mohr

Funcionalidades

Duración: 107
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: DivX
Tipo archivo: AVI
Calidad imagen: Buena
Peso: 1,7 Gb

Reparto

  • George O'Brien
  • Myrna Loy
  • Dolores Costello
  • Noah Beery
  • Louise Fazenda
  • Paul McAllister
  • Anders Randolf
  • Armand Kaliz

Sinopsis

Película silente con adición de escenas habladas (talkies)

Narra la bíblica historia de Noé y el diluvio universal, con una historia paralela de unos soldados durante la Primera Guerra Mundial.

Comentarios

Este espectacular y ambicioso intento de reconstruir el espíritu colosalista de Cecil B. DeMille constituye un caso típico de producción alterada por los nervios ante la llegada del sonoro. La película exponía en paralelo un tema bíblico y un romance ambientado en la I Guerra Mundial, con los actores doblando sus papeles en las dos partes. El departamento de efectos especiales de Warner Bros. trabajó a destajo, coordinando choques de trenes, batallas, diluvios y miles de extras, tres de los cuales perecieron durante la demasiado realista secuencia de la inundación.
Ningún magnate en toda la historia de Hollywood demostró nunca más tenacidad que Darryl F. Zanuck durante el medio siglo que duró su increíble carrera. ¿Quién más podría haber perpetrado un desastre como El arca de Noé a los veintisiete años y aún así emerger del naufragio con su poder y su reputación de "chico maravilla" intactos?
El propio Zanuck recordaba la experiencia con orgullo durante una cena de la Asociación de Productores en 1953: “Un día, Jack Warner me dijo que apostaba a que yo creía que podía dirigir el estudio meior que él. Le respondí que estaba seguro de ello. El siguiente lunes por la mañana me nombró productor ejecutivo. Ahora que tenía el trabajo de un genio, iba a hacer la película más grande de todos los tiempos. Escogí a un hombre que ahora es uno de los mejores directores del negocio, Mike Curtiz. Conseguí grandes estrellas e hice El arca de Noé, uno de los mayores fracasos que jamás se hayan estrenado. Ahora Jack Warner y sus hermanos estaban seguros de que yo era un genio”.
EI plan original de Zanuck era emular el éxito de la versión de Los díez mandamíentos que Cecil B. DeMille había hecho en 1923. EI enfoque de DeMille, inspirado a su vez en los experimentos estilísticos de D. W. Grilfith en Intolerancia, consistía en establecer paralelismos entre escenas del Éxodo y de la vida moderna que ilustraban los mismos "eternos dilemas morales". Al escribir el guión de El arca de Noé, Zanuck tomó prestada esta técnica, yuxtaponiendo la historia de Noé con un bizarro melodrama ambientado en la Primera Guerra Mundial. Cada uno de los actores debía interpretar un doble rol, representando el mismo tipo de personaje en la historia bíblica y en la contemporánea.
Este plan supuso un gran desafío para la estreila de la película, Dolores Costello, que acababa de reemplazar a Rin-tín-tin como la mayor atracción taquillera de la Warner y cuya capacidad interpretativa era similar a la del célebre can. Por aquel entonces, Dolores estaba casada con otro astro del estudio, John Barrymore. Pero a diferencia de su marido, ella fue incapaz de hacer la transición del cine mudo al sonoro.
El director del proyecto era Michael Curtiz, un húngaro importado por Hollywood con el propósito específico de llevar a buen puerto El arca de Noé. En los años posteriores, Curtiz dirigiría ciásicos como El capitán Blood, Robin de los bosques y Casablanca, pero aquí parecía perdido y confuso. Se puso enfermo varias veces en el transcurso del rodaje, y el propio Zanuck tuvo que ocuparse eventualmente de las tareas de dirección. Su presencia sólo añadió más histeria a una producción que ya había alcanzado dimensiones épicas. Una de las razones para este nerviosismo era la constante presencia de numerosos animales salvajes, apilados en un verdadero arca flotante que podía transportar a cientos de personas y bestias.
Intentando superar a DeMille, la Warner contrató a 7.500 extras y les equipó con 6.000 pelucas especialmente fabricadas y 3.000 barbas falsas. Zanuck también ideó una nueva maravilla tecnológica para proporcionar a los extras el maquillaje adecuado en las escenas de masas. Según informaba el New York Times: “Unas máquinas aspersoras fueron instaladas para rociar a los actores con un tinte colorante especial. Los actores pasan frente a los aspersores y sus brazos, pechos y piernas se vuelven rápidamente del tono deseado antes de ocupar su posición en la escena del día”. Según el estudio, este tinte estaba compuesto de varios zumos de frutas y representaba “el color de la piel humana en la era de Noé".
Ser rociados con zumos de fruta, sin embargo, era sólo una más de las muchas indignidades a que los pobres extras estaban sometidos. Para ellos, la escena más difícil era la inundación del gigantesco Templo de Moloch, que había sido construido en un gran lago de hormigón. Durante meses, los ingenieros trabajaron para acumular 15.000 toneladas de agua en varios depósitos en las colinas de Hollywood, y después diseñaron un complejo sistema de toboganes y conducciones para llevarla hasta el set con la máxima presión. Cuando el agua saliera por los canales, todo el decorado tenía que derrumbarse, y el tanque quedaría inundado en cuestión de minutos. En el clímax de la devastación, se suponía que los extras debían salir corriendo del desplomado templo y chapotear durante un rato en las crecientes aguas.
El día antes de rodar esta impresionante escena, Curtiz daba instrucciones al director de fotografia Hal Mohr. Al visualizar el caos, Mohr preguntó: “¿Qué vas a hacer con los extras?”, a lo que Curtiz respondió tranquilamente: “Oh, tendrán que apañárselas por su cuenta”. “Cuando empezaron a hablar sobre cómo hacerlo”, recordaba Mohr más tarde, “protesté, no como director de fotografía, sino como ser humano, porque me parecía que iban a matar a unas cuantas personas con todas esas toneladas de agua y esos grandes decorados cayéndoles encima... Teníamos especialistas que sabían lo que estaban haciendo, pero también había otros cientos de personas que no tenían ni idea de lo que iba a pasar. Yo no quería formar parte de aquello, así que me marché del set”.
Durante el rodaje, los peores temores de Mohr se hicieron realidad. Cuando los torrentes de agua cayeron sobre las desprevenidas masas, sus expresiones de terror eran absolutamente genuinas. Tres extras murieron, otro perdió una pierna, y otra media docena sufrieron diversas fracturas. Contemplando esta devastación, Zanuck y sus asociados se limitaron a encogerse de hombros y comentar: “Así es este negocio”, y trataron de evitar que el escándalo ilegara a los periódicos.
El arca de Noé costó entre 1.500.000 y 2.500.000 dólares. Por desgracia, este gran gasto no evitó que el público se sintiese estafado. La publicidad la había anunciado como una película hablada, a pesar de que tan solo incluía unas breves secuencias con sonido, añadidas a última hora para proteger la gran inversión del estudio.
Tras el desastre de El arca de Noé, se dijo que Darryl Zanuck y la Warner se hundirían junto a su barco, pero los grandes beneficios cosechados por los filmes hablados del estudio consiguieron mantenerlo a flote. El productor no perdió el tiempo lamentándose por su fracaso, sino que se puso inmediatamente a hacer cosas mejores. Con Hampa dorada (1931) contribuyó a iniciar la serie de películas de gangsters que acabarían por definir el distintivo estilo Warner. En 1933, Zanuck abandonó el estudio y formó Ia Twentieth Century Company, que poco después se convertiría en la Twentieth Century-Fox. Pero esa ya es otra historia... En 1957 se estrenó una muy recortada versión de El arca de Noé de 75 minutos de duración, con nuevos efectos de sonido y sin los intertítulos ni las secuencias dialogadas.