Comentarios
En 1908 las pantallas francesas son invadidas por farsas groseras y por melodramas edulcorados… que hacen las delicias del público popular. La elite le hace ascos a ese “divertimento de idiotas”. Ansiosos por “elevar el nivel del cinematógrafo”, y aumentar su público, unos editores industriosos, los hermanos Lafitte, crean la Société du Film d’art. Apelan artistas de teatro y a los “grandes temas”. Otras firmas los imitarán, notablemnte la Société cinématographique des auteurs et gens de lettres (SCAGI) de Pierre Docurcelle.
Film-manifiesto, El asesinato del duque de Guisa reunió en sus títulos de crédito los nombres de un académico (Henri Lavedan), de actores del Français y de un compositor (Camille Saint-Saëns), encargado de componer una partitura original, algo que no se había visto hasta entonces. En el plano técnico, el film no carece de cualidades. Su influencia fue sobre todo sensible en el extranjero: Griffith y Dreyer, entre otros, encontraron allí las primicias de una nueva dramaturgia.
El Film d’art continuó sus actividades hasta 1920, bajo el impulso de Louis Nalpas. Sarah Bernhardt rodará allí La dama de las camelias (1912), y también allí debutará Abel Gance. Louis Delluc ha rendido homenaje a sus promotores en los siguiente términos: “Haber comprendido antes que nadie en Francia que el cine era o sería un arte constituye un egregio título de gloria”. “El asesinato del duque de Guisa marca el fin del periodo feriante del cine; concreta el divorcio entre los pioneros y los maestros de la industria” (Henri Langlois).
El servicio de archivos del cine restauró en 1980 la versión original teñida del film, agregándole la música de Saint-Saëns. Presentado en el Palais des Arts en París, en presencia de Gabrielle Robinne, el film volvió a anotarse un éxito.
Esta película tiene gran importancia, pues otorgó al nuevo medio que era el cine una respetabiidad de la que hasta entonces carecía.
Se trata de un drama histórico "serio", con un vestuario y unos decorados más cuidados de lo que era habitual. En suma, algo que pudiera agradar a la burguesía y las élites culturales de la época.
Es prácticamente teatro filmado. Los planos fijos se corresponden con las distintas escenas y sólo adquieren un cierto dinamismo por el movimiento (también teatral) de los actores en su interior.
Curiosamente, el único juego con el montaje se produce durante el asesinato del duque, el cual es apuñalado mientras atraviesa tres habitaciones, Es una ruptura que encaja bien con el dramatismo de la situación.
Aunque hoy en día nos resulte algo pasada de moda, creo que hay que verla, pues abrió nuevos caminos a lo que con el tiempo llegaría a ser realmente el "Séptimo Arte".