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El caso es verídico y se han llevado a la pantalla dos versiones del mismo (ésta de 1916 y otra en 1937, con Claude Autant-Lara como director). En esta primera ocasión la realización corrió a cargo de Giovanni Vidali, de quien no nos consta que hubiese dirigido nada más. En tiempos de la Revolución francesa, la banda de un peligroso asaltante comete su enésima tropelía robando en el tren correo de Lyon. Mientras, un modesto orfebre de provincias, que para su desgracia es parecido como una gota de agua al citado bandido, es confundido con éste tras el chivatazo de otro orfebre envidioso. La película termina cuando se descubre el error, pero en la realidad el pobre orfebre-chivo expiatorio murió en la guillotina, como resultado de uno de los casos más escandalosos de error judicial en esos tiempos. Tenemos aquí una ambientación convincente, utilizando exteriores naturales, y una realización funcional, sin grandes alardes técnicos. Algunos de los intérpretes son poco creíbles, como es el caso del mismo orfebre, demasiado mayor para ser el galán de la historia, pero la película se deja ver sin fatiga en su metraje de apenas una hora. En definitiva, una muestra del cine italiano más modesto de la primera-segunda época del siglo veinte, cuando en esa industria florecían las "divas" como Bertini, Menichelli, Borelli y compañía.
Eduard José Gasulla
