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Una niña que necesita urgente asistencia médica. Un doctor que corre en su auxilio. Un problema que surge por el camino y que parece impedir que dicho doctor llegue a su destino. He aquí el planteamiento de este breve drama con final... que no vamos a desvelar aquí. Canto laudatorio a la profesión de galeno, una vez más, Perret se sirve de un hecho que no por su patetismo deja de ser cotidiano, y lo hace con economía de tiempo pero también con justeza y elegancia. Y ese buen doctor, cumplidor de su deber ante todo, en los días de hoy y si se tratase de un futbolista, diríamos que "juega infiltrado". No despierto más la liebre para que descubráis por vosotros mismos el meollo de la cuestión. Por cierto, el pequeño suspense del relato se adelanta por varios años al desarrollado por mister Hitchcock en sus posteriores películas. Creo.
De nuevo nos encontramos en el reparto con Valentine Petit, a quien vimos como viuda oronda en "El expreso matrimonial".