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El coche nº 13


General

Titulo original: Il fiacre n. 13
Nacionalidad: Italia
Año de producción: 1917
Género: Drama

Otras personas

Director: Gero Zambuto; Alberto Capozzi
Escritor: Giuseppe Paolo Pacchierotti; Xavier de Montépin
Productor/Estudio: S.A. Ambrosio
Compositor:
Fotografia: Giovanni Vitrotti

Funcionalidades

Duración: 156
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: Web
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Muy buena
Peso: 3,0 Gb

Reparto

  • Alberto Capozzi
  • Helena Mankowska
  • Gigetta Morano
  • Fernanda Negri Pouget
  • Mary Bayma-Riva
  • Vasco Creti
  • Cesare Gani Carini
  • Diana Karenne
  • Umberto Scalpellini

Sinopsis

Giorgio de Latour Vaudieu es un noble dominado por Claudia, su amante, que con sus caprichos lo lleva a la ruina. En este punto, desesperado, no dudará en eliminar a su germano, Sigismundo, para hacerse con su herencia en solitario. Siguiendo las indicaciones de Claudia, contratan a un sicario.

Comentarios

Los seriales silentes italiano no abundan, pero la mayoría se basaron en modelos extranjeros, particularmente franceses, y algunos fueron reelaboraciones directas. Uno de esos casos es "Il Fiacre nº 13", de la novela del mismo título de Xavier Henri Aymon Perrin, conde de Montépin, un autor muy prolífico y muy querido, cuyos libros fueron vehículos para la representación de la desigualdad social, narrando historias de amor, muerte, traición, chantaje y redención. La narrativa arrolladora de "Il Fiacre nº 13" fue mutilada por la supresión del censor italiano de su primera parte, el episodio más cínico, que prepara la escena para un esquema discernible en los otros tres episodios, a medida que la historia se desarrolla, a partir de un sórdido asesinato, por medio de la trama y el engaño, para finalmente llegar a un supuesto final feliz, pero no reconfortante.

El primer episodio, prohibido, "Il delitto al Ponte di Neuilly", sólo se vio en el extranjero y ha sido reconstruido para esta versión; tal como ha quedado, está lo más cerca posible del lanzamiento original (obtenido de un depósito de 1947, por Luigi Comencini). El segundo episodio, "Gian Giovedì", recibe el nombre del personaje apache, un criminal de carrera con un corazón blando. El tercero se titula "La figlia del ghigliottinato" y es el más sombrío, donde el mal parece prevalecer sin fisuras. El cuarto, "Giustizia!", trae la redención final. Al igual que la práctica continua de las telenovelas de televisión en todo el mundo, la narrativa es una serie interminable de revelaciones dramáticas, donde los eventos son cuidadosamente ilustrados y explicados por los intertítulos que, como con todas las películas de este tipo, dan testimonio del estilo de los orígenes literarios del material.

Los perfiles psicológicos de los personajes también son sustancialmente descritos y destaca la presencia física de Alberto Capozzi (quien codirigió la película con Gero Zambuto), Elena Makowska y, sobre todo, una triste Gigetta Morano. En un París anónimo (en realidad se rodó en Turín), los escenarios son convincentes, sobre todo en las escenas interiores, y contrastan con los conjuntos más suntuosos, que parecen sobreproducidos. El magistral trabajo de cámara de Giovanni Vitrotti es evidente y las imágenes están teñidas de un indudable buen gusto. Hay algunas sacudidas de estilo: la yuxtaposición de tomas en contrapicado, panorámicas y breves travellings de seguimiento parecen confirmar la inclinación de Alberto Capozzi por la experimentación. En 1926, Michael Curtiz realizó un remake sobre este mismo tema y más tarde, en 1948, hubo una tercera versión italiana.

Uno, que ha visto y traducido bastantes seriales de esa época, no dudaría en afirmar, si llegara el caso, que "Il fiacre nº 13" es el más noir que recuerda, con un desarrollo duro, pesimista y cruel, que apenas deja un resquicio para una mínima esperanza. Un relato seco y desencantado que va llenándonos de angustia poco a poco; un desasosiego que ni siquiera el capítulo final, el desenlace, logra quitarnos de encima.

Eddie Constanti