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El crepúsculo de los dioses


Personal

Valoración personal: 10 stars

General

Titulo original: Sunset Boulevard
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 1950
Género: Drama

Otras personas

Director: Billy Wilder
Escritor: Charles Brackett; Billy Wilder; D.M. Marshman Jr.
Productor/Estudio: Paramount Pictures
Compositor: Franz Waxman
Fotografia: John F. Seitz

Funcionalidades

Duración: 110
Pistas de idioma: Castellano; Inglés
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: BR
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 4,7 Gb

Reparto

  • William Holden
  • Gloria Swanson
  • Erich von Stroheim
  • Nancy Olson
  • Fred Clark
  • Jack Webb
  • Jack Webb
  • Lloyd Gough
  • Cecil B. DeMille
  • Hedda Hopper
  • Buster Keaton
  • Anna Q. Nilsson

Sinopsis

Joe Gillis es un joven escritor de segunda fila que, viéndose acosado por sus acreedores, se refugia casualmente en la mansión de Norma Desmond, antigua estrella del cine mudo, la cual vive alejada de la realidad y sólo acompañada de su fiel criado Max. A partir de ese momento, la actriz pretende que Joe corrija un guión que ella ha escrito y que va a significar su regreso al cine.

Comentarios

Vídeo: Imagen en general fuerte y nítida, los niveles de negro son fabulosos, ya sean trajes o fondos oscuros, el detalle se puede apreciar desde la ropa a los rostros todo ello con una capa fina de grano.
Audios: Audio VO procedente del Bluray transformado a AC3, doblaje sincronizado desde el DVD editado en España.
Subtitulos : Castellano y VO, incluidos los forzados para las escenas necesarias y comentarios de Ed Sikov.


Premios
1950: 3 Oscar: Mejor guión, dirección artística B/N, BSO drama. 11 nominaciones
1950: 4 Globos de Oro, incluyendo Mejor película - Drama. 7 nominaciones
1950: National Board of Review: Mejor película, actriz y Top films del año
1950: Círculo de Críticos de Nueva York: 3 Nominaciones
1950: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director
1950: Sindicato de Guionistas (WGA): Mejor guión drama

La fábrica de sueños, la meca del cine, Sunset Boulevard... Hollywood ha sido desde sus inicios el epicentro de un microcosmos virtual con un tremendo poder de atracción. Hornadas de estudiantes de interpretación, cantantes, bailarines, plumillas, agentes, intermediarios, especuladores y buscavidas de tres al cuarto acudieron a sus estudios de cartón piedra con la esperanza de poder materializar una ilusión. Con la esperanza de convertirse en estrellas. Con la esperanza de poder ganar dinero a espuertas.

Algunos lo consiguieron. Otros, no. Wilder escenifica a través de Norma Desmond (Gloria Swanson) y Joe Gillis (William Holden) la cara y la cruz de esa fábrica de sueños. El anverso y el reverso de la mitología cinematográfica. Todo ello a través de su caleidoscópica mirada y de ese estilo tan cáustico y mordaz que le caracteriza. Narrando con pulso firme y magistral. Explicitando cuándo, cómo, dónde y por qué debe usarse una voz en off. Mostrándonos las entrañas de Hollywood sin lisonjas ni bálsamos absurdos. Barajando conceptos tan diametralmente opuestos como ‘homenaje’ y ‘escarnio’ con una destreza impecable. Constatándonos fehacientemente, en definitiva, por qué esa jungla de celuloide californiana es, al mismo tiempo, el lugar más mágico y devastador del planeta cine.

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Cuando el cine era grande
Una película desoladora, cruel, en la que el humor siempre presente en la obra de este autor queda descartado o, cuando aparece, lo hace acompañado de la amargura. Ficción y realidad (son numerosos los cameos, algunos crueles como el de Keaton, N. Olson –el Jesús de C.B. DeMille-, otros irónicos como el de Cecil. B. DeMille o el de H. Hooper) se dan aquí la mano para mostrarnos la historia de una antigua estrella del cine muda recluida en su anacrónica mansión y olvidada por ese público fiel que algún día la idolatró. A esa mansión llega un guionista perseguido por sus acreedores que comenzará a establecer una relación vampírica (será primero el guionista de “Salomé”, el “comeback” con el que quiere retornar la diva; pero acabará convertido en gigoló en un ciudad donde los sueños se mueven por dinero). Este argumento servirá para que Wilder y Brackett (será su última colaboración juntos y la mejor junto con “Ninotchka”; todo un hallazgo que la película sea narrada por un muerto) pasen revista con todo lujo de detalles y sin ahorrar en crueldades la naturaleza de esta industria de los sueños, que hace vivir a sus protagonistas en pos de una demanda siempre perpetua de carnea fresca, auténticas pesadillas.
Como no podía ser de otra forma en las películas del maestro, los diálogos sublimes, de esos que te quedan grabados en la memoria (“Yo soy grande, es el cine el que se hizo pequeño”; “No hay nada trágico en tener 50 años; a no ser que intente tener 25”; “Sr. De Mille, cuando quiera estoy lista”); pero aquí también cuidara en extremo la imagen, siempre más secundaria para autor como él. La secuencia de la piscina, la del rodaje de “Sansón y Dalila” con ese foco que la ilumina, o la secuencia final de la bajada de escaleras es una prueba de que nunca como en esta película Wilder cuido tanto la imagen, quizá por acercarse a las espléndidas estrellas del cine mudo (“figuras de cera”) que tan certeramente retrata.
El trío protagonista está en estado de gracia. Comenzando por la extraordinaria G.Swanson que dota a su gestualidad exagerada ese deje de locura en la que terminará su caída (maravillosa la secuencia en la que imita a Chaplin, o el primer plano final, con esa mirada que congela la sangre). Mi admiradísimo Erich V. Stroheim, aquí como criado y antiguo director (las imágenes que pasan para mostrar el esplendor de aquellos son de “La Reina Kelly”, película inconclusa producida por el amante de Swanson, J.P. Kennedy, y que supuso la expulsión definitiva de la industria de este GENIO), en una actuación contenida, sobria, pero profundamente humana. Para terminar el triángulo W. Holden, que borda a la perfección su figura cínica que no se redimirá la historia de ilusión y amor que sostiene con Betty Shaefer.
En resumen, “El Crepúsculo de los Dioses” es una genialidad de un maestro único que sí sabía hacer cine a lo grande. ¡¡Cuánto te echamos de menos Billy!!