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"En una España imaginaria, estilizada (cualidad necesaria en toda obra artística trabajada intelectualmente), en la que se mezclan sueño, pompa vienesa, carnaval veneciano y farsa, Josef von Sternberg narra una historia de perdición amorosa, de degradación y locura.
Desde su inicio, en unas calles abarrotadas por el inicio del carnaval que acentuará el carácter de farsa y de irrealidad de lo que sucederá durante el metraje, Sternberg se muestra pletórico, eléctrico, original, mágico en sus soluciones narrativas. La utilización de la banda sonora es muy inteligente (tonos trágicos para la inicial aparición de la guardia civil, temas españoles que acentuan el fatalismo festivo de la historia), la fotografía da relieve onírico al escenario y los actores realizan su labor con extraña perfección.
La labor artística de Sternberg alcanza aquí uno de sus puntos culminantes, incluyendo matices, elementos desconcertantes, acertando en la interacción entre escenario-acción, modulando el tono de su obra desde lo cómico-bufonesco a lo trágico, regalándonos un final de perfección inexplicable... Una auténtica obra maestra que hereda las virtudes del cine mudo en cuanto a su expresividad (gesticulación de los actores, decorado, climatología, humo...) y muestra a Dietrich en toda su grandeza artística."
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Espectáculo de auténtico disfrute visual, con Sternberg controlando personalmente la parte fotográfica...; y todavía más en una copia bastante fiel al original.
Pero..., por mucho que me guste, no tengo más remedio que reconocer que lo verdaderamente notable de la novela de Louÿs, su mórbido erotismo, en esta versión desaparece entre interpretaciones estáticas, flous, encadenados interminables e iluminaciones cenitales; teniendo en cuenta como estaba la orientación de la Hays Office en aquellos años no parece que fuera una elección muy acertada. Aparte de que tengo la sensación de que los experimentos formalistas del tándem Sternberg-Dietrich tenían al público ya un poco saturado.
Resumiendo: para ver una adaptación "redonda" (que no fiel, ¡eh!, que no es este el punto) de La Femme et la Pantin habrá que esperar a Don Luis y su Oscuro objeto del deseo.
Eso sí, como muestra de la visibilidad de España como "entidad cultural" en Hollywood, es todo un manual: ambiente sevillano (más o menos) en el que no faltan los entrañables tricornios de la sedicente Benemérita; fuente literaria, un señor francés (el citado Louÿs), y musical un señor ruso (Rimski-Korsakov y su Caprice espagnol).
Rafael de España