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El título de Moral no ofrece ninguna duda, ya que la película, una comedia burlesca donde brilla la picardía de una Richter estratosférica, es una crítica al puritanismo y la hipocresía moral de los que exigen códigos de conducta intachables. La película sigue a la actriz en su papel de Ninon, una vedette –una prostituta en la obra original de Ludwig Thoma– que ha de enfrentarse a la censura de la sociedad civil de una cuidad de provincias cuando llega para actuar con su compañía.
La historia parece por momentos el argumento de El ángel azul (Josef Von Sternberg, 1930), aunque la claudicación de los personajes masculinos a los encantos de Ninon va por otros derroteros mucho más divertidos y ¡espectaculares!, ya que Wolff se apoya en las auténticas Tiller Girls berlinesas, las equivalentes a las bailarinas del Folies bergère francés, para brindarnos unas escenas de cabaré increíbles, de decorados y vestuario majestuosos.
Igual de majestuosa es la restauración de la obra, en un trabajo conjunto del Deutsches Filminstitut & Filmmuseum y la Filmoteca Valenciana. Aunque Moral es uno de los dos únicos casos en los que se conserva el negativo original de una película de Richter, una bobina y media han desaparecido por completo. Buena parte del material perdido se ha podido recuperar de una copia antigua de primera generación de los compañeros valencianos, pero hay tomas y escenas aún perdidas, como los títulos de crédito. A pesar de las dificultades, el resultado es realmente emocionante y un recordatorio de lo mucho que dio de sí el período creativo de Weimar.