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El estafador


General

Titulo original: The Swindler
Nacionalidad: Reino Unido
Año de producción: 1919
Género: Drama

Otras personas

Director: Maurice Elvey
Escritor: Kate Gurney; Ethel M. Dell
Productor/Estudio: Stoll Picture Productions
Compositor:
Fotografia:

Funcionalidades

Duración: 57
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: Web
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Buena
Peso: 600 Mb

Reparto

  • Cecil Humphreys
  • Marjorie Hume
  • Neville Percy
  • Teddy Arundell
  • Allan Hunter

Sinopsis

Un detective persigue a un joven jugador compulsivo, pero cuando tiene la ocasión de detenerle, al descubrir que hace trampas a las cartas, se echa la culpa sobre sus hombros. ¿Por qué? Porque se ha enamorado perdidamente de la hermana del estafador...

Comentarios

La dirigió Maurice Elvey en 1919 y proviene de la firma holandesa EYE. Un detective persigue a un joven jugador compulsivo, pero cuando tiene la ocasión de detenerlo, al descubrir que hace trampas a las cartas, se echa la culpa sobre sus hombros. ¿Por qué? Porque se ha enamorado perdidamente de la hermana del estafador. El resultado será un año de cárcel para él y, lo que es peor, una plasta mental considerable, porque cuando es liberado, por orgullo mal entendido, por un sentido de culpabilidad sublimado o simplemente por cabezonería, busca mil subterfugios para evitar reconocer que la joven aún le quiere.

Una película espesa, repleta de conflictos y demonios interiores, de falsas creencias y de torturas encefálicas. El personaje del protagonista tiene tal empanada que si lo pilla Bergman unos años después, consigue su obra más redonda. Si a eso le añadimos que el buen hombre circula por todo el metraje con una cara de sufrir hemorroides, el conjunto aún queda más liado. ¿Por qué se niega a admitir que su enamorada le ama? ¿Por qué se empeña en mandarle cartitas echándose barro y más barro encima? ¿Acaso tiene un síndrome masoquista? ¿Por qué demonios no le encierran de una vez y así acaban sus penas y también nuestro sufrimiento de espectador?

La película tiene toda la fría elegancia de las películas inglesas y su final, comedido y bellísimo, nos compensa de habernos comido las uñas durante cincuenta y seis minutos. ¡Y eso que sólo son treinta segundos!