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Como el título implica, "El fin del mundo" reflejó un sentimiento terrible que existió en Europa durante el primer gran conflicto importante entre la humanidad (la Primera Guerra Mundial). Específicamente, la Europa noroccidental es el lugar donde, según los cálculos del profesor Wisemann, el cometa entrará en la órbita de la Tierra, causando un gran desastre. Ciertamente, ésa es una referencia obvia a la tierra, donde la guerra causó destrucción, daño y dolor.
Durante toda la película hay un sentimiento continuo de impotencia, ya que la paz no estaba a la vista. Por eso el filme es una secuencia consecutiva de incertidumbres y de cómo surge la peor naturaleza de los seres humanos (ambición, codicia, odio, enemistades familiares) para agravar un gran desastre inesperado en una activación de la conducta humana primitiva que sucumbirá con la llegada del cometa
Pero a pesar de tal cataclismo para la humanidad, al final de la película hay un destello de esperanza hacia un nuevo y mejor futuro. Entre los pocos supervivientes hay un sacerdote (la representación más obvia de la esperanza) y dos jóvenes enamorados que se reúnen en una pequeña capilla (referencias religiosas obvias, por supuesto). Están mirando con esperanza lo que es un futuro incierto en una escena que ejemplifica perfectamente el anhelo de una nueva vida que renazca después del cataclismo.
La película es una producción cinematográfica danesa bien realizada y fue protagonizada por Olaf Fonss, uno de los actores daneses más importantes que además trabajó con los mejores directores alemanes de esa época. En ella apreciamos técnicas tempranas y efectos especiales que configuran una narrativa cinematográfica sólida al entrelazar lo peor de la naturaleza humana con la amenaza del cometa. Una muy interesante película que conviene revisar.