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Buen western cuya mayor aportación al género es la del personaje de Brennan, un juez antojadizo, muchas veces despótico y cruel, que está platónicamente enamorado de una actriz. Por desgracia, este personaje no está tan explotado como debería y la acción recae con frecuencia en los tópicos del género, encarnados en el héroe Gary Cooper (en ocasiones acertadamente ambiguo) y en los personajes de los ganaderos y los colonos, entre los que destaca Dana Andrews.
Sin embargo, más allá de este guión en el que se mezclan los aciertos y los tópicos, considero que lo mejor de la película es su fotografía, irreprochable, con escenas espectaculares como la del incendio. La banda sonora acompaña correctamente, aunque sin temas destacados como otras películas del género.
El duelo final deja un sabor parecido al del conjunto de la película: grandes ideas pero, por los motivos que fueran (no sé hasta que punto Wyler se vio condicionado), no explotadas hasta el máximo.
1940: 1 Oscar: Mejor actor (Walter Brennan)