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El fuego


General

Titulo original: Il fuoco
Nacionalidad: Italia
Año de producción: 1916
Género: Drama

Otras personas

Director: Giovanni Pastrone
Escritor: Giovanni Pastrone; Febo Mari
Productor/Estudio: Itala Film
Compositor:
Fotografia: Segundo de Chomón

Funcionalidades

Duración: 50
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: Web
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Muy buena
Peso: 550 Mb

Reparto

  • Pina Menichelli
  • Febo Mari

Sinopsis

Un pintor pobre, nunca reconocido artísticamente, se encuentra en la orilla del río con una joven adinerada. Ambos se sienten atraídos el uno por el otro y ella lo invita a ir a su castillo. Allí comienzan una relación ilegal (la mujer está casada con un anciano gran duque que se encuentra ausente en ese momento). Incluso cuando ella le advierte que su amor será como un gran fuego, que se extinguirá demasiado rápido, el pintor, cegado por la pasión, acepta. Pinta un retrato atrevido y algo manierista de la mujer y lo envía al pueblo. En el momento en que leen en el periódico que debido al retrato el pintor finalmente es reconocido y elogiado, la duquesa recibe un mensaje de regreso de su esposo. En secreto pone un somnífero en el vino del pintor. Cuando se despierta, ella se ha ido y le ha dejado solo el dinero para el cuadro, que claramente ha comprado. Desesperado, abandona el castillo y deambula en busca de su amada. Pero cuando finalmente la encuentra, en compañía de su esposo, ella finge no conocerlo.

Comentarios

Si alguien todavía no sabe qué es una femme-fatale, una mantis, una devoradora de hombres con todas las de ley, en esta película tendrá un curso acelerado de cincuenta minutos para aprenderlo. La "profesora" es Pina Menichelli, una de las tres divas del cine silente italiano, la que mejor levantaba los ojos y arqueaba la barbilla, la que, con una misma mirada, elevada hacia el firmamento, mostraba tristeza, alegría, tedio, pasión o éxtasis. Seré tajante: nadie, en el cine, ha podido reunir tantos estados emocionales en un solo pestañeo.
En esta ocasión su víctima es Febo Mari, conocido actor, director y guionista de la época. El pintor frente a la poetisa, la mosca frente a la araña. Él no puede intuir su final, pero, por otra parte, ¿quién es capaz de resistirse a una tentación llamada Pina, que se lanza a tus brazos susurrándote: "¡Quémame! ¡Quémame el alma!"? Y así, mientras los virados cada vez van tomando tonalidades de un rojo más intenso, significando la pasión que avanza desbordándolo todo, el sino se convierte en destino y éste no puede ser otro que... pero vedlo vosotros mismos.
A la famosa frase antigua, "A quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco", aquí le podríamos añadir : "...primero le dejan conocer a Pina Menichelli". Y no vayamos más allá, pues más de un@ podría pensar que quien os habla es un misógino crónico y un machista redomado.
Giovanni Pastrone conduce este amor fou con habilidad y sin excesos, a pesar de que el tema daba de sí para expandirse. La pareja protagonista tiene una buena química y responde con convicción. La puesta en escena no es demasiado recargada y el ritmo avanza con el tempo justo. El filme está dedicado a la memoria de Maria Adriana Prolo, legendaria estudiosa del cine y una de las impulsoras de Museo Nazionale del Cinema de Turín. La restauración se realizó un año después que ella falleciese.
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Un coche de lujo se detiene en una carretera rural. El chofer corre a abrir la puerta. Ella, una poeta cuyo nombre no se le da al espectador, se inclina para lanzar su mirada rapaz a su alrededor. Y es una diva desde ese primer momento. Pina Menichelli aún no era famosa en el momento del estreno de "Il fuoco", pero cuando su rostro como una mujer-búho hace su primera aparición en la pantalla, inmediatamente queda claro que no es solo el carisma de una nueva actriz que se impone sino también un modelo inédito de dama oscura desapegada y fatal. Con una mujer así, la chispa del primer encuentro y la llama de la pasión solo pueden arder rápidamente, dejando solo cenizas en su camino. Es ella misma quien advierte del riesgo al pintor ingenuo interpretado por Febo Mari, rompiendo la lámpara sobre la mesa y dando así a Segundo de Chomón la oportunidad de producir un espléndido y justamente famoso efecto lumínico. Demasiado tarde, el hombre ya está completamente subyugado: el éxtasis y la inspiración artística se convierten en locura y obsesión según dictan las reglas del melodrama, del que, entre las películas mudas italianas, "Il fuoco" es probablemente el mejor ejemplo.